CAMBIOS MÍNIMOS NO RESUELVEN EL DAÑO AL CLIMA
Omaira Sáchica
La COP26 termina adoptando ‘paños de agua tibia’ que no neutralizan a las Corporaciones de combustibles fósiles, la gran minería que saquea bienes naturales, el agronegocio que extermina los bosques, y el modelo económico de derroche y depredación.
Los Gases de Efecto Invernadero (GEI) están presentes en la atmósfera y no son un problema dado que son imprescindibles para mantener la temperatura del planeta; sin embargo, la sobre industrialización y expoliación desmedida de los bienes naturales han incrementado los GEI [1] naturales y otros gases nocivos, lo que ha desencadenado el incremento desmedido del Calentamiento Global (CG).
El CG es la principal causa del Cambio Climático (CC) y es consecuencia de la depredación ambiental, que es generada por las emisiones masivas de gases nocivos y los cambios en el uso del suelo, tales como la deforestación, la erosión y la extinción de canales freáticos.
Según la revista BioScience “existe una creciente evidencia de que nos estamos acercando o ya hemos cruzado puntos de inflexión asociados con partes críticas del sistema terrestre, incluidas las capas de hielo de la Antártida Occidental y Groenlandia, los arrecifes de coral de aguas cálidas y la selva amazónica” [2].
Tres décadas de Acuerdos demagógicos
Desde 1992 la Naciones Unidas adoptaron la Conferencia sobre Cambio Climático (COP, por sus siglas en inglés), con el objetivo de que los Estados establezcan parámetros globales que permitan reducir las emisiones de GEI y por tanto disminuir el uso de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón).
Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre en Glasgow, Escocia, se desarrolló la COP26, ésta al igual que su antecesora COP 21, y el emblemático Acuerdo de París y el Protocolo de Kioto, todos ellos con el objetivo de disminuir los GEI y frenar el aumento de la temperatura del Planeta; el principal problema de estos Acuerdos es que no son de carácter vinculante.
Estos son los principales Acuerdos de la COP26:
1.- Revisar y reforzar la reducción de emisiones para mantener como meta de la temperatura máxima del planeta los 1,5 grados Celsius, meta establecida en el Acuerdo de París de 2015.
2.- Reducir las emisiones globales de GEI en un 45 por ciento para 2030 y a cero para 2050.
3.- Acelerar la eliminación del carbón y de las subvenciones a los combustibles fósiles, sin fechas ni objetivos concretos al respecto.
4.- Reducir un 30 por ciento para 2030 las emisiones de metano.
5.- Poner fin a la deforestación en el 2030.
6.- Eliminación de los vehículos de combustión diésel para el 2035 y combustión a gasolina para 2040 [3].
A más Acuerdos, más contaminación
Desde el Protocolo de Kioto (1997) se han lanzado a la atmósfera el 50 por ciento de las emisiones totales de CO2 que han tenido lugar desde el inicio de la era industrial (1750), 10 por ciento de estos se han emitido en los últimos 7 años; tras la Cumbre de París (2015) se registraron los mayores incrementos en emisiones de CO2 de la historia del capitalismo [4].
Los defensores del clima advierten que los voceros de la industria de los combustibles fósiles terminaron redactando el Acuerdo final de la COP26: “mientras la versión anterior instaba a las naciones a acelerar la eliminación gradual del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles, el nuevo texto pide a los países que aceleren la eliminación progresiva de la energía del carbón y de los subsidios ineficientes para los combustibles fósiles, calificaciones que atrajeron inmediatamente críticas de los observadores”.
Jennifer Morgan Directora Ejecutiva de Greenpeace International afirmó que, «la credibilidad de estas conversaciones está en duda si el lenguaje histórico en torno a los combustibles fósiles les brinda un salvavidas a través de tecnologías de captura de carbono y subsidios continuos; necesitamos más que gestos débiles hacia la energía de ‘bajas emisiones’ para tener alguna esperanza de preservar un planeta habitable, necesitamos iniciar una revolución de cero emisiones ahora» [5].
El planeta necesita un cambio de modelo
El cambio climático es una consecuencia directa del modelo capitalista de producción, por tanto, es imposible detener la debacle medioambiental mientras no transformemos el modelo económico depredador y renunciemos al uso de energías fósiles.
Es inaplazable un cambio de las políticas económicas y una verdadera política ambiental que salvaguarde el ambiente, un nuevo modelo que no se centre en la acumulación de capital, y donde la preservación ambiental se convierta en un eje estratégico en armonía con el sistema productivo.
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[1] Principales GEI: vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), dióxido de nitrógeno (N2O), metano (CH4) y ozono (O3).
[2] Advertencia de los científicos mundiales sobre una emergencia climática en 2021. Revista BioScience, 1-08-2021.
[3] Borrador de Acuerdo de la COP26. Noticias ONU, 10-11-2021.
[4] Más de 500 grupos de presión de petróleo, carbón y gas en la COP26. Sin Permiso, 10-11-2021.
[5] Activistas critican ‘palabras de comadreja’ en el nuevo texto de la COP26 mientras los negociadores diluyen el acuerdo climático. Commons Dreams, 12-11-2021.