EL HUECO FISCAL NO SE TAPA VENDIENDO A ISA
Chavela Villamil
El problema de la economía colombiana no es financiero sino económico, gastamos más de lo que producimos, en este contexto de nada sirve la enajenación de empresas públicas ya que a futuro nos quedaríamos sin plata, sin empresas estratégicas y con un mayor déficit fiscal.
En las últimas décadas todos los Gobiernos sin excepción han sido proclives a la enajenación soterrada de empresas estatales estratégicas (comunicaciones, electricidad, petróleo, servicios públicos); bajo el sofisma de inyección de capital para fortalecer las empresas entregan participación accionaria al capital privado, este modelo les permite fortalecer la falacia de desarrollo, limitar los derechos de los ciudadanos y cumplir dictados de las Corporaciones.
Venden uno de los activos más rentables del país
Isagen (ISA) es una de las principales empresas de generación eléctrica del país, tiene una capacidad instalada de 4.000 megavatios, el 19,35 por ciento del total nacional, actualmente se ha consolidado como el principal transportador de energía eléctrica de alto voltaje en Latinoamérica, con 49,15 por ciento de circuito de alta tensión y una potencia de 95.720 megavoltiamperios (MVA); ISA genera el 1,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia, a corte del tercer trimestre de 2020 esta empresa tenía activos por 52,3 billones de Pesos [1].
Recientemente Ecopetrol compró el 51,4 por ciento de las acciones que tenía el Estado en ISA, por un monto de 14,2 billones de Pesos (3.600 millones de Dólares) [2], para financiar esta transacción Ecopetrol se ve obligado a vender acciones por el 8 por ciento de su capital, en otras palabras, prolifera la privatización descarada de 2 empresas estratégicas Ecopetrol e Isagen.
Históricamente los negocios de Ecopetrol no han sido particularmente rentables, muestra de ellos son los enormes sobrecostos por corrupción en la Refinería de Cartagena (Reficar), que causaron un detrimento patrimonial de 610.000 millones de Pesos, y Bioenergy una planta colosal construida en los Llanos para producir etanol con una inversión de 140 millones de Dólares pero terminó rondando los 750 millones de Dólares, estos dos fiascos financieros acumularon pérdidas del 3,2 por ciento del PIB del país.
A nivel macroeconómico no es acertado para Colombia centralizar todo en un sector fluctuante como el petrolero, además a nivel global la utilización de combustibles fósiles está en extinción, lo que convierte la transacción en una inversión de riesgo; paradójicamente días después de que se anunció la compra de ISA las acciones de Ecopetrol en la Bolsa de New York cayeron 7 por ciento, además recientemente las calificadoras de riesgo Fitch Ratings, Standard & Poor’s y Global Ratings bajaron la calificación de Ecopetrol de BB+ a BBB-, lo que automáticamente aumenta las tasas de interés de los empréstitos que haya adquirido la empresa [3].
Es más que evidente que la enajenación de ISA tiene como propósito cubrir el déficit fiscal, en momentos en los que el nivel de la Deuda Pública es insostenible; el economista Salomón Kalmanovitz afirma que, “lo que recomiendan los economistas sensatos es que, si se venden activos se adquieran otros activos o se construyan obras públicas con lo recaudado, pero de ninguna manera dilapidar la plata en gasto corriente” [4], como burocracia, gastos de guerra y pago de intereses de la Deuda Externa.
Endeudar a Ecopetrol con un pasivo astronómico y tasado en dólares es un error económico garrafal, en este momento hay aspectos macroeconómicos que hacen adversa la balanza de pagos, como la constante devaluación de nuestra moneda, la pérdida de Grado de Inversión y el inminente aumento de la Tasa de Interés del Departamento del Tesoro de EEUU genera un pasivo con sobrecostos, en otras palabras, vamos a pagar el doble de lo presupuestado llevando el techo de la Deuda Externa por encima del 70 por ciento del PIB en este 2021.
Un modelo económico para la mayoría
El Gobierno prioriza la rentabilidad de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, además ha convertido la enajenación de los bienes públicos estratégicos en política de Estado, y favorece una política económica deficitaria en vez de modificarla.
El desarrollo y la productividad no se consiguen mediante la enajenación de bienes públicos sino a través de la inversión integral y el fortalecimiento de la producción nacional, para lo cual es perentorio desarrollar una política económica y financiera, donde el crecimiento de la economía se base en el aumento del poder adquisitivo per cápita, la inclusión, la cobertura, la equidad, la sostenibilidad socioambiental y el desarrollo de políticas sociales incluyentes que cubran las necesidades básicas insatisfechas de la población y disminuyan las pobrezas multidimencional y monetaria.
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[1] Estado financiero del tercer trimestre de 2020. ISA, 27-01-2020.
[2] Se cerró venta de ISA a Ecopetrol. Valora Analitik, 20-08-2021.
[3] Fitch Ratings rebaja calificación crediticia de Ecopetrol, ISA, UNE de Colombia e Isagen. Forbes, 6-09-2021.
[4] La desplumada de Ecopetrol. El Espectador, 31-08-2021.