LA BATALLA DE AYER Y LA DE HOY

Comandante Nicolás Rodríguez Bautista

Queridas y queridos compañeros en cualquier lugar de Colombia y el planeta en que se encuentren, les envío mi abrazo fraterno en estos tiempos complejos para la humanidad tanto por la pandemia del Covid-19, como por la crisis de desigualdad social extrema que produce el sistema imperante.

Siempre les deseo mucho bienestar y fortaleza para continuar la lucha, hoy quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el aniversario 202 de la Batalla de Boyacá, que selló la independencia liderada por el Libertador Simón Bolívar con su aguerrido Ejército de mujeres y hombres internacionalistas.

La primera vez que me hablaron de esta epopeya histórica fue hace 58 años cuando en la escuela primaria la maestra nos enseñó un Himno que cantábamos en posición de firmes, mirando la bandera tricolor y en la formación matutina antes de entrar a las clases, que en uno de sus versos decía:

“Saludo adorada bandera que un día / batiendo sus pliegues allá en Boyacá / sellaste por siempre la lucha bravía / de un pueblo que ansiaba tener libertad”.

Dice la historia que la lucidez de Bolívar estuvo en sorprender al ejército realista cruzando el Páramo por Pisba por donde no lo esperaban, siendo consciente que tal hazaña era casi imposible de realizar; otra de sus genialidades estuvo en buscar convertir a América Latina en una única poderosa nación libre que pudiera hacer contrapeso a la potencia norteamericana, de la que dijo:

“Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la Libertad”.

Su extraordinaria visión estratégica tiene toda la razón y hoy 202 años después los pueblos de Nuestra América prosiguen la lucha por la segunda y definitiva independencia guiados por el pensamiento antiimperialista del libertador Simón Bolívar.

Rememorando pasajes de la lucha revolucionaria elena también recuerdo que nuestro Comandante Fabio Vásquez, nos contaba que cuando llegó a Bogotá procedente de Cuba con el propósito de formar la guerrilla que luego se llamaría Ejército de Liberación Nacional (ELN), hubo compañeros que al escucharle su gigantesco propósito de crear una guerrilla revolucionaria, prefirieron colaborar a dicho sueño pero sin comprometerse a formar parte del contingente que la fundó en la Primera Marcha Guerrillera del 4 de julio de 1964.

Así como Bolívar enfrentó el reto de propinar un golpe estratégico al imperio español y lo consiguió con la exitosa Batalla de Boyacá, hoy el ELN tiene el reto de leer y comprender el nuevo momento que vive Colombia, para desarrollar acciones que logren los cambios anhelados por el pueblo, lo que exige fortalecer la unidad interna alrededor de este propósito, para que la lucha popular dé un salto cualitativo, a partir del salto de calidad que se está produciendo en el movimiento de masas, que se expresa en nuevas formas de organización y mayor calidad política, porque las masas más conscientes han ganado la convicción de la necesidad de cambiar este sistema de explotación capitalista y de dominación imperialista.

Esta cualificación de la protesta social está siendo tratada por las clases dominantes con la más brutal violencia y criminalización, que hace indispensable y obligatorio para el ELN y en particular para su conducción acompañar este ascenso de la lucha de masas, reto que debe ser asumido con toda la fortaleza, coherencia, esfuerzo y sacrificio, que coloque en tensión a todos los elenos para lograrlo.

Asumir con determinación esta perspectiva de cambios profundos requiere de la unidad y alianza con todas las fuerzas revolucionarias, democráticas y nacionalistas que se oponen al Estado sanguinario que pretende aplastar la protesta por la vía del crimen.

Es muy importante que todos los conductores elenos estudien con la militancia el momento histórico que atraviesa el país, para actuar con un mismo pensamiento y acción que nos lleve a todos a empujar en la misma dirección; en este propósito existe identidad en la conducción nacional, por esto vamos todos con disciplina a disponernos a cumplir las orientaciones.

A todas y todos en este empeño, van mis mejores deseos y la certeza que saldremos victoriosos. Hasta pronto y hasta siempre, Nicolás (Gabino).

Agosto de 2021.

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