REFORMAR IMPUESTOS SIN ALTERAR EL GASTO, OTRO FALSO POSITIVO

Chavela Villamil

La crisis económica del país no está fundada en la captación de recursos sino en las políticas económicas, más explícitamente en la prelación y la destinación del gasto; mientras esto no cambie la crisis económica será insubsanable.

El Sistema económico predominante ha desencadenado una desaceleración económica que venía gestándose por décadas, que se exacerbó por la pandemia del Covid-19 generando una recesión económica global, con mayor repercusión en los países del Sur del mundo a causa de su dependencia de las economías de las potencias industrializadas.

Una Reforma incoherente y sin fundamento fiscal

El pasado 13 de julio el Ministerio de Hacienda presentó la Reforma Tributaria autodenominada “Proyecto de Inversión Social”, con la que pretende recaudar 15,2 billones de Pesos, extraídos de un Plan de Austeridad de 1,9 billones, la lucha contra la evasión fiscal por 2,7 billones, Impuesto de Renta Corporativa por 6,7 billones, y la disminución en 50 por ciento del Impuesto de Industria y Comercio (ICA) por 3,9 billones [1].

Esta Reforma es incoherente en relación a las necesidades económicas del país porque existe un déficit fiscal de 95,7 billones de Pesos con tendencia incremental, equivalente al 8,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que impide cubrir los estragos socioeconómicos ocasionados por la pandemia.

La nueva Reforma es deficitaria porque además de no suplir las necesidades económicas del país, obliga a adquirir nuevas deudas con una tasa de interés mayor a la actual, por cuenta de la pérdida del Grado de Inversión y el inminente aumento de las tasas crediticias de la Reserva Federal de EEUU.

Esta Reforma incrementa el recaudo empresarial al 35 por ciento y fija esta tasa como equitativa y no progresiva, es decir, un incremento igual sin importar el tipo de empresa, en otras palabras las Pymes pagarán el mismo porcentaje que grandes empresas como el Éxito o Movistar, esto traerá disminución de plazas laborales y un incremento del costo de vida.

El principal riesgo que tiene esta Reforma es que el 25 por ciento de su captación se basa en ‘cuentas alegres’, porque suponen un logro no alcanzado antes en las metas propuestas para superar la evasión fiscal. 

Dejar de depender de la Deuda Externa (DE)

El principal problema de la economía colombiana es sostener el pago continuado de la DE, la cual además de ser onerosa es constantemente incrementada con la adición de nuevos préstamos, convirtiéndola en un pasivo con tendencia incremental, un círculo vicioso impagable e inamortizable que en términos lógicos nos debería llevar a declararnos insolventes o a pactar su renegociación, de esta manera se aliviaría la carga sobre el PIB para dar lugar al desarrollo integral de la producción nacional.

El régimen exhibe su subordinación a la banca transnacional porque ni la Reforma Tributaria, ni el Marco Fiscal de Mediano Plazo y mucho menos el Presupuesto General de la Nación del 2022 contemplan medidas para disminuir el monto de la DE, que en la actualidad representa el 51,9 por ciento del PIB y se estima que cerrará el 2021 en 62,9 por ciento del PIB.

Se requieren Reformas de fondo

La crisis económica del país es consecuencia del modelo y no de la captación de recursos, de nada sirve triplicar la captación de tributos si se continúa con una política que le da prelación al gasto corriente (burocracia, gastos de Guerra, pago DE), para constreñir la inversión social y el desarrollo de la producción nacional.  

Salir de esta crisis y prevenir las siguientes implica reformas estructurales al fisco y al sistema productivo, toda vez que este sistema no genera ni inclusión social ni mucho menos crecimiento ni productividad; por ende, la dinamización de la economía requiere de un cambio estructural en la política económica.

La Misión Internacional de Sabios acaba de declarar en una Carta abierta la urgencia de actuar con prontitud en una solución eficaz a los problemas estructurales en Colombia: “las Reformas que requiere el país no son marginales ni puntuales, son de fondo y sus resultados solo se verán en el largo plazo, pero deben adoptarse de inmediato para que la niñez y la juventud puedan aspirar a un mejor futuro” [2].