GASTAR MENOS E INVERTIR MÁS ES LA SALIDA A LA CRISIS

Chavela Villamil

El capitalismo ha venido experimentando una crisis de sistema, que ha llevado a la desaceleración de las economías en especial las latinoamericanas; con la aparición del Covid-19 esta crisis se exacerbó, aumentó la desigualdad social y extinguió la clase media.

Décadas de un sistema imperante que monopoliza los medios de producción y las utilidades en un reducido grupo social, han gestado una marcada desigualdad que se exacerbó con la pandemia del Covid-19, disparando los factores que le impiden a millones de habitantes gozar de una vida digna, lo que incrementa en márgenes históricos la desigualdad, la pobreza y la pobreza extrema.

Según el Banco Mundial (BM) a causa de la pandemia durante el 2020 en América Latina 4,7 millones de personas pasaron de la clase media a la vulnerabilidad o la pobreza, llegando el índice de pobreza en Latinoamérica a 209 millones, 22 millones de personas más que en 2029, en Colombia la pobreza aumentó 6,8 por ciento llegando a 21,9 millones [1].

De acuerdo a las proyecciones económicas de la ONU este año la pandemia provocará la pérdida mundial de 75 millones de empleos, en 2022 la cifra de desocupados ascenderá a 205 millones [2].

Otra vez disfrazan de social una Reforma neoliberal

Colombia atraviesa un contexto socioeconómico colapsado, donde el déficit fiscal es del 8,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), la pérdida del grado de inversión aumenta considerablemente la tasa de interés del crédito público, con una Deuda Externa (DE) de 157.152 millones de Dólares, 51,9 por ciento del PIB, y un aumento desmedido de la carga burocrática por cuenta de las recientes Leyes aprobadas en el Congreso [3].

Duque en una entrevista a una emisora plantea que la nueva Reforma Tributaria (Proyecto de “Inversión Social”) busca recaudar 15 billones de Pesos, donde “las fuentes de ese dinero serán: las políticas de austeridad del gasto público, la lucha contra la evasión fiscal, el descuento del ICA que se limitará a un 50 por ciento y una sobretasa de renta a las empresas; además no vamos a tocar el bolsillo de ninguna persona natural, ni de clase media, ni de los estratos vulnerables, ni la base del impuesto de renta, ni a los pensionados» [4], no hay un viraje en la política económica  esta es otra Reforma neoliberal con disfraz de “social”.

El Ministro de Hacienda se ha estado reuniendo con los sectores dirigentes de varias regiones para lograr un consenso, pero lo único que se conoce es que el monto que busca recaudar es de solo 15 billones, 9 billones menos que la Reforma que hundió el Paro Nacional, el equivalente es de 1,4 por ciento del PIB, lo que la hace una propuesta deficitaria e inconsecuente con las necesidades de gasto, es posible que el dinero faltante salga de la venta de las empresas estatales más rentables.

Lo que expone el Gobierno contrasta con lo contemplado en el Anteproyecto del Presupuesto General de la Nación (PGN), que plantea un decremento en los Presupuestos de Inversión en 23,8 por ciento y del Gasto Social en 22,7 por ciento, e incrementa el pago de la Deuda Externa en 9,1 por ciento; además, en ningún lado plantea medidas que contrarresten la devaluación de la moneda y el aumento de las tasas de interés.    

La solución es económica y no financiera

El sistema económico predominante se caracteriza por socializar las deudas y privatizar las ganancias, porque los déficits fiscales se cubren a través de la tributación la cual recae sobre las capas menos favorecidas de la sociedad, en cambio la rentabilidad del mercado y los bienes comunes y estatales se centralizan en los mega empresarios nacionales y extranjeros.   

A fin de subsanar los efectos socioeconómicos del Covid-19 y la nefasta política económica impuesta durante décadas, es inminente una reorientación del gasto, que debe tener como base la refinanciación de los pasivos, principalmente la DE que además de ser astronómico constantemente es glosado, lo que lo convierte en un pasivo impagable.

Salir de esta crisis y prevenir las siguientes implica reformas estructurales al fisco y el sistema productivo, toda vez que este sistema no genera ni inclusión social ni mucho menos crecimiento ni productividad; por ende, la dinamización de la economía requiere de un cambio estructural en la política económica, que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y desde luego el fortalecimiento integral del sistema productivo nacional.