DE GOLPE EN GOLPE HASTA EL AUTOGOLPE

DE GOLPE EN GOLPE HASTA EL AUTOGOLPE

La declinación de la potencia norteamericana tiene un punto de inflexión con el autogolpe propinado por la ultraderecha comandada por Trump el 6 de enero, que fue rechazado hasta por amplios sectores de su Partido Republicano.

Durante 2 siglos los Estados Unidos (EEUU) han estado perpetrando Golpes de Estado en todo el mundo, con los que apuntalaron su imperio, ahora deben ingerir la misma pócima con la que ellos han intoxicado a otros países.

La crisis de EEUU se recrudeció durante la presidencia de Trump, debido a sus políticas antisociales contra su propio pueblo y a su arrogancia imperialista con las demás naciones; en medio del hundimiento económico agravado ahora por la pandemia, que para mayo habrá matado a 655.000 estadounidenses, una cifra igual a los muertos que dejó la Guerra Civil (1861-1865).

Las víctimas de la pandemia son los más empobrecidos entre los migrantes, indígenas y negros, quienes a pesar de sus penurias desarrollan una sublevación creciente contra la plutocracia que manda en EEUU, rebelión que se constituyó en poderoso movimiento antirracista, artífice del fracaso de la reelección de Trump, pese a los 74 millones de votos que obtuvo.

Las luchas del pueblo de EEUU contra el exterminio, el empobrecimiento, la exclusión violenta, el racismo, la depredación capitalista, el patriarcado, la Guerra y el armamentismo, buscan otro tipo de democracia más allá del modelo arruinado sostenido por los dos partidos tradicionales, que mostró sus miserias el pasado 6 de enero y que cada vez menos representa un referente para las demás naciones.

La crisis interna del centro imperialista abre una oportunidad para las distintas luchas que hacen los pueblos del mundo por autodeterminación y soberanía, por la paz y la solución política de los conflictos, por la cooperación y el multilateralismo, como ejes articuladores de las relaciones internacionales.

El cuestionamiento a la facción de ultraderecha racista de EEUU puede repercutir en sus seguidores latinoamericanos como Bolsonaro y Álvaro Uribe, y constituye una oportunidad para los pueblos que buscan derrocar a estos regímenes de dictadura mafiosa, y colocar en su lugar a Gobiernos del pueblo y para el pueblo.

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