UN PASEADOR QUE NO ES RENACUAJO
Karina Pacheco
Las transformaciones abruptas sufridas por la sociedad, imponen cambios drásticos en las estructuras familiares, como la negativa a tener hijas e hijos; vacío que copan seres sintientes.
En las nuevas generaciones los seres sientes -en especial gatos y perros-, han empezado a ocupar un lugar trascendental, pasaron de ser mascotas para ser un miembro más de la familia con todo lo que ello implica; desde luego esta nueva realidad da lugar a nuevas oportunidades de ocupación, ya que en la jungla de cemento ya no se busca empleo, sí oportunidades para hacer algo que te permita conseguir Lukas y llevar el pan al hogar.
En uno de los parques más grandes de mi ciudad, es común encontrar en la mañana y en las tardes gente trotando, caminando o haciendo uso de las maquinas biosaludables. De un tiempo para acá es común encontrar a un joven ataviado con gorra, ropa deportiva, tenis y chaleco impermeable, que en sus manos lleva un rebaño de perros de diferentes razas y tamaños; se trata de Pachito un chico de escasos 23 años, que vive con su mamá y sus dos sobrinos y él es quien se encarga de ver por su familia, Pachito terminó el bachillerato pero la falta de oportunidades y la pobreza reinante en su casa le impidieron proseguir con sus estudios, intentó en múltiples ocasiones conseguir empleo pero no lo logró, en medio de la incertidumbre encontró en cuidar perros una oportunidad; empezó paseando el perro de un conocido, por su responsabilidad y buen trato hizo que otros le encargaran la misma tarea, ahora pasea 8 perritos en la mañana y 6 en la tarde.
Pachito no se conforma con pasear perros para sostener a su familia, recientemente inicio a estudiar en la noche, una carrera tecnológica en el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que no lo hará millonario, pero si le solventará un mejor futuro para él y su familia.