8M: ´SENTIRME LIBRE EN LAS MONTAÑAS ES MI MAYOR PASIÓN´
Roberta
Decidí incorporarme un 8 de agosto, mi familia ya conocía del ELN y por ella los conocí cuando pasaban por mi casa. Yo no usaba botas de caucho porque me daba pena y mi primera dotación fue una de ellas, lo que me puso muy contenta.
Desde el primer instante sentí el respeto hacia mí, siendo yo tan joven, en ningún momento nadie trató de pasarse conmigo, al contrario, me cuidaban y fueron enseñándome poco a poco, lo que es la guerrilla.
Me trasladaron a una zona distinta a la de mi familia, de allí me enviaron a pasar la escuela de combatientes, aprendí tanto, eso sí, soy un poco pesada para el entrenamiento físico, pero feliz de poder cada día aprender más, cada tema que daban me motivaba más. Los mandos me persuadieron de que terminara de estudiar y así lo hice, nunca perdí contacto con el ELN, por más posibilidades que hubiera en la ciudad, nunca pude amañarme, me hacía falta mi gente, mis montañas, cada cosa me recordaba que mi lucha era con el pueblo. Mientras estuve estudiando me iba a hacer trabajo social junto a otros compañeros y compañeras, que hacían parte de la guerrilla urbana, con los que aprendí mucho.
En mi tiempo en el ELN he conocido a varios compas y mandos a quienes agradezco parte de mi formación, quienes me han enseñado y brindado los espacios para que me forme como guerrillera, recalcando en la importancia que tiene la mujer dentro de la lucha del pueblo.
Puedo decir que la guerrilla es mi otra familia, tengo a mi hija quien es parte importante de mi vida, y deseo de corazón que en algún momento también siga mis pasos, que se prepare y proyecte. Esta lucha guerrillera es muy linda, todos los días te preparas, conoces caras nuevas, y pareciera que se conociera uno de años con cada una y uno de los que te vas encontrando, pues de una sientes ese amor y cariño de parte de todos y siempre sientes que te valoran y te respetan, yo todavía no sé qué es decir que me hayan faltado al respeto. Mi motivación para continuar en la lucha revolucionaria es mi hija, mi familia y mi pueblo, pues no quiero que sigamos viviendo bajo las miserias del Estado.
En muchos pueblos del mundo hay desigualdades y se menosprecia a la mujer, pero acá nosotras como mujeres guerrilleras tenemos la posibilidad de proyectarnos, conducir sin miedo a ser rechazadas o excluidas de cualquier espacio, somos madres, administradoras, radio operadoradoras, exploradoras, francotiradoras, explosivistas, suboficiales, oficiales, mandos, siendo siempre respetadas e igual que al hombre.
Aquí estoy yo en pie de lucha recordando a todas nuestras heroínas, quienes nos dejaron su legado y nuestro deber es continuarlo sin desfallecer. La mayor experiencia que puede tener una mujer dentro de la guerrilla, es luchar en medio de tantos hombres y sentirte respetada y querida por todos, dándote apoyo para que te proyectes. Puedo decir con plena seguridad que lo mejor que pude hacer en mi vida fue haber ingresado a las filas guerrilleras, y el conocer personas con tanta experiencia e historia que me motivan cada día más a continuar luchando.
Sentirme libre en las montañas es mi mayor pasión, pero triste es saber que esto que tanto amo, quieren acabarlo los que se creen dueños de todo, no sienten el dolor de mi gente, no tienen corazón, el pueblo necesita que lo ayuden, no que lo destruyan ni que acaben lo que aman.
Las Elenas como yo amamos la revolución, soñamos como aquella niña inocente un mañana mejor donde no haya miseria ni explotación, donde podamos vivir bien, sin miedo a salir a la calle y ser asesinadas, por ser mujeres rebeldes en contra del imperio yanqui, mujeres que por su amor al pueblo siguen firmes con la consigna de ´Ni un paso atrás liberación o muerte´ (nupalom).