LA BAJA PRODUCTIVIDAD AÚN CONTINUA
Chavela Villamil
En los últimos meses se han venido presentando aumentos en el Producto Interno Bruto (PIB) que son incipientes y volátiles, por lo tanto, estos no permiten frenar la desaceleración económica y mucho menos subsanar el actual déficit de poder adquisitivo per cápita.
Los diferentes fenómenos disruptivos a nivel macroeconómico que han ocurrido en los últimos años han exacerbado la desaceleración económica global que venía gestándose décadas atrás. Si bien la inflación se ha moderado medianamente, los datos de pobreza monetaria y multifuncional siguen elevados con tendencia alcista; además, el alto costo de los productos y servicios básicos aunado al déficit de poder adquisitivo per cápita, mantienen el costo de vida elevado y con tendencia incremental.
Economía al servicio de una minoría privilegiada
El año anterior el PIB nacional presentó un decrecimiento al solo obtener una oscilación anual de 0,6 por ciento. Durante el primer trimestre de este año el PIB fue de 0,7 por ciento, el segundo trimestre de 2,1 por ciento y en el tercer trimestre se contrajo a 2,0 por ciento; todo esto indica con claridad la desaceleración económica que viene sufriendo nuestra economía desde 2020 y que hasta la fecha no ha encontrado freno, ni mucho menos reactivación. Estos resultados negativos decrecen el poder adquisitivo per cápita y a su vez exacerban el déficit fiscal.
Financieramente Colombia es un país con potencial, sostenible y sustentable; sin embargo, las políticas económicas implantadas durante varias décadas han generado un sistema que no busca el incremento del poder adquisitivo per cápita, sino que enfatiza en la disminución tributaria de las grandes empresas bajo el dogma neoliberal de que esto genera nuevas plazas laborales, lo que en la práctica se contradice, ya que el empleo formal cada vez se reduce más y el bajo aumento del empleo obedece al incremento del empleo informal, que aunque produce masa monetaria, genera una economía volátil susceptible a la inflación y a la recesión económica por caída brutal de la demanda.
Karl Marx planteó que “la crisis es el resultado de la imposibilidad de vender” y según Keynes “la crisis económica no existe debido a la escasez de recursos, sino por la escasez de demanda, que provoca que no se consuma lo suficiente como para tener que producir una cantidad de bienes que de trabajo a todos”. Por lo tanto, la reactivación económica se consigue aumentando el flujo de capital líquido y no disminuyendo la tributación de los mega empresarios.
Reactivar la economía implica nuevos paradigmas
Colombia es un país con potencial, sostenible y sustentable; sin embargo, las políticas económicas implantadas durante varias décadas han generado un sistema que no busca el incremento del poder adquisitivo per cápita, sino que enfatiza en la disminución tributaria de las grandes empresas, bajo el sofisma de que esto genera nuevas plazas laborales, pero la vida muestra lo contrario, ya que el empleo formal cada vez se reduce más y el bajo aumento del empleo obedece al incremento del empleo informal o rebusque, que aunque produce masa monetaria, genera una economía volátil susceptible a la inflación y a la recesión económica, debido a la caída brutal de la demanda.
Uno de los principales problemas por corregir es el desempleo y ligado a ello la política para el fomento del desarrollo económico, la cual está fundada en el fracasado dogma neoliberal del ´Goteo´ o Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo se sustentan en la reducción de la tributación de las grandes empresas, para que “la riqueza de los ricos crezca y se derrame hacia las capas medias y bajas de la sociedad”; lo cual nunca ocurrió, porque crecieron a la par la desigualdad social y la concentración de la riqueza hasta el extremo en unos pocos.
La reactivación económica se consigue aumentando el flujo de capital líquido y no disminuyendo la tributación de los mega empresarios, si el poder adquisitivo per cápita aumenta la demanda se incrementa, lo cual obliga al aumento de la capacidad de producción de las empresas y por ende esto demanda nuevas plazas laborales.
Es inaplazable un cambio en el paradigma económico, que a la vez que disminuya los pasivos estatales, fortalezca y desarrolle integralmente la producción nacional y equilibre la balanza comercial, disminuyendo la importación de materias primas y productos con valor agregado. Por otro lado, solo es posible salir de la crisis económica y financiera a través de una política de formalización del empleo y el incremento de las plazas laborales, permitiendo que se mejore el poder adquisitivo per cápita, lo cual incrementaría el flujo de capital circulante generando un crecimiento de la demanda.