¡PINCHADO!
Karina Pacheco
La falta de oportunidades y de empleo formal convirtieron al rebusque en el trabajo nacional, en donde quiera que hay una necesidad surge una idea para rebuscarse la ‘papita’, que cada día está más cara y difícil de conseguir.
La jungla de cemento nunca para, nunca descansa, y ante la ausencia de oportunidades dignas y la imperante necesidad de llevar la ‘papita’ para la casa, hasta un domingo de descanso y esparcimiento en la mítica, histórica y bien conocida ciclovía, se convierte en una oportunidad para conseguir unos pesos, para poder espantar el hambre y seguir viviendo al día. Los domingos diferentes avenidas de Bogotá, son peatonalizadas durante la jornada de la mañana, para que los ciudadanos puedan salir a hacer deporte o simplemente caminar y ver caras nuevas; pero no todos salen a hacer deporte, Los Nadie, los que viven al día, salen a ‘pescar en río revuelto’, por esto es común encontrar vendedores de todo tipo o quienes prestan diferentes servicios, cualquier método es válido para sobrevivir en la capital de 9 millones de gentes.
En plena avenida, en medio de los que corren y los que montan bici, en una esquina encontramos un viejo maletín con herramientas y neumáticos, un viejo inflador, cauchola y tiner, a su lado un señor entrado en los 60, Don Orlando, un viejo amante de las bicicletas que después de años de trabajar está cansado, pero sin poder conseguir empleo y con muchas necesidades; por eso un día se le ocurrió meter sus herramientas en una vieja maleta y salir a despinchar bicis los fines de semana.
Muy a las 8 am, mientras la policía cívica cierra las calles, Don Orlando hecha a la suerte en que esquina se postrará, siempre cambia de esquina para ampliar las oportunidades, no siempre se pinchan los mismos y menos en el mismo sitio, por eso en cada semana escoge un sitio nuevo, pero siempre que sea una esquina -esa es la cábala para las ventas y la prosperidad del negocio-; escogida la esquina Don Orlando empieza a desempacar su maleta y alistar todo, se persigna para que dios le ayude y queda listo para recibir su clientela. Este domingo no le fue mal, 20 despinchadas y uno que otro ‘gallito’, no es mucho, pero le alcanza para embolatar el hambre.