EL ECO DE GAZA UN AÑO DESPUÉS

EL ECO DE GAZA UN AÑO DESPUÉS

Claudia Isabel Ardila

Presenciamos desde hace un año uno de los mayores desafíos que una red de poder criminal ha desarrollado contra la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial, en cabeza y en el centro de esa red está Israel, a su lado están Europa y al otro, el imperio decadente de EEUU.

En esa foto imaginaria, se agregan también más atrás algunos países árabes cómplices. Como en las declaraciones de guerra que ya nuestra retina identifica, aparece una bandera blanca y azul con la estrella de David, que ahora es Goliat, el gigante que caerá. Alterna con la que ondean en Washington como insignia suprema. Así, tenemos la historia como trasfondo, compuesta parcialmente de religión y de manera preponderante sin duda de geopolítica. Pero ahora el telón de fondo no lo ponen ellos. Sino los pueblos. Nosotros y nosotras. Es de fuego, de sangre, de llanto, de memoria, y también de resistencia y esperanza.

Recuento del horror

Al cumplirse un año de la etapa abierta el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás desarrolló una insólita acción compleja de tipo militar, que ese mismo grupo ha sometido a evaluación, recordamos lo que nos parecía inverosímil: cientos de combatientes y de milicianos, rompieron por momentos el cerco israelí en la Franja de Gaza, la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. De inmediato el Estado sionista, Israel, que ha venido devorando desde 1948 el territorio de la Palestina Histórica, actuó con las reglas que se ha dado con impunidad total, para continuar el genocidio emprendido desde entonces.

Para su cometido de colonización y barbarie, los sionistas alegan la necesidad de su defensa sin límite alguno. Para ello distorsionan la evidencia. Borran la causa. Aparecen como agredidos cuando en verdad fue Israel el agresor, estructurando desde hace más de 75 años una política de apoderamiento de toda una región clave en el mundo, justificándose como “pueblo elegido” que recupera una “tierra prometida”. Esto aparece en sus fundamentos políticos, jurídicos e ideológicos, que hacen de Israel un ejemplo de ciego fanatismo que le llevará al suicidio. Califica por eso a sus oponentes de “terroristas”, como lo hace la Unión Europea, en unas listas infamantes que confecciona sin ninguna autoridad moral. EEUU, por supuesto, marcó ese procedimiento. Ya es una conclusión común entre los analistas más estudiosos: es en realidad un pretexto. Hagan lo que hagan las resistencias, se mantengan por cierto tiempo pasivas o no, Israel junto a sus aliados buscarán siempre efectuar una limpieza étnica y territorial para apropiarse de esa zona, que juega ya y jugará en el próximo futuro un papel muy importante en la reconfiguración geoestratégica del planeta.

Un balance

Diseccionando al menos tres campos, tenemos lo siguiente:

1) En lo militar, se han puesto a prueba parcial no sólo recursos bélicos tras décadas de preparación y asistencia tecnológica de EEUU y Europa, como los que hoy día ensaya Israel en sus ataques con continuos bombardeos desde aviones, uso de cohetes y drones de alta carga y precisión, sobre Gaza, sobre Beirut, sino movilización de tropas, aplicación de planes de asedio a la población civil en busca de la desmoralización del adversario, acudiendo sin escrúpulo alguno a la matanza abierta (42 mil asesinados, 100 mil heridos, 20 mil desaparecidos bajo escombros), a la masacre por hambre, al ataque a hospitales, escuelas, refugios, mezquitas, barrios enteros con miles de humildes familias. Es decir, incorporando el genocidio claramente como arma de guerra. Al tiempo que ostenta una gran capacidad en inteligencia tanto de infiltración humana como sobre todo en penetración electrónica ante objetivos diversos: desde los más altos dirigentes de las resistencias, mandos medios y milicias, hasta otros totalmente indefensos y al margen de la confrontación.

La conclusión es más sencilla de lo que parece. Se aumenta el grado de diferencia en la guerra asimétrica. Lo que ciertamente obligará al eje de las resistencias a buscar cómo atacar lícitamente al opresor, al agresor y sus aliados. Israel ha movido a su favor las fronteras atacando más allá de su territorio. Es de esperar que reciba golpes también en otras partes, donde se hallen sus representantes. Las lecciones para nosotros son claras: por más poder mediático y ventaja bélica, los pueblos podemos acudir a medios y métodos militares legítimos que paralicen la mano del régimen matón. La diversidad de la estrategia de guerra de guerrillas en una confrontación de largo aliento.

2) En lo jurídico: nadie puede seguir pensando que el sistema internacional vigente funciona con mínima integridad y eficacia. Permite que los más poderosos actúen con impunidad y sigan escalando hacia el espanto final. El propio Secretario de la ONU lo acaba de reconocer en su discurso anual en Nueva York. Israel ha quebrantado todas las normas esenciales del derecho humanitario, cometido genocidio, crímenes de guerra, de lesa humanidad y transgresiones a principios fundamentales de nuestra era. Ha llevado a cabo infanticidio sistemático, tortura, castigos colectivos, ha declarado enemigas a agencias humanitarias, ha obligado a continuo desplazamiento en una porción de tierra sin escapatoria, etc. Mientras, EEUU y Europa le sostienen.

Las nuevas posibilidades que se abren son de lucha, por nuevas normas y garantías. Los procesos de rebelión debemos aportar con nuestra mirada y propuestas, para que el derecho internacional no se convierta o use como doble rasero, sino que las realidades de la resistencia deban ser tenidas en cuenta. Por lo pronto, ninguna autoridad moral le cabe al sistema manejado por las potencias para decirnos qué debemos o no hacer. Lo que de ahora en adelante sea formulado o reclamado a nivel normativo, debe contar con las luchas de liberación o simplemente no es vigente; las reglamentaciones que subsistían las anuló la propia red de poder que las quería emplear contra las resistencias. La condición de credibilidad pasa actualmente por la captura, el juicio y el castigo de Netanyahu y la cúpula sionista. Si siguen burlando las precarias decisiones de los tribunales, como la Corte Penal Internacional, éstos son solamente un elemento decorativo, sin el mínimo alcance disuasorio.

3) En el campo ético-político. No separado de los dos anteriores, obliga ciertamente a ver la génesis de los procesos de resistencia, así como su deber ser y sus correspondientes momentos de estallido y períodos de mutación y acumulación. A valorar la correlación de fuerzas, que aunque esté sometida al cálculo o el razonamiento de qué movimientos realizar, siempre tiene un componente humano o factores en los que la desesperación cuenta, llevada la población al límite. ¿Debíamos seguir esperando que Gaza se doblegara por completo, sin levantarse contra el opresor sionista, aguantando golpes una y otra vez por décadas?

Las razones de la resistencia están claras, tienen un origen y lo correcto es recuperar y demostrar que esa narrativa es honesta desde una moral compartida; que pese a las diferencias ideológicas, religiosas y políticas, una necesidad de unidad y de coaliciones es urgente y estratégica entre las fuerzas palestinas, algunas neutralizadas por el sionismo, EEUU y Europa mediante los fracasados Acuerdos de Oslo de 1993 y el suministro de migajas de cooperación, que han hecho corrupta a una parte de la dirigencia, hoy día sin reconocimiento de la población. Tal ha sido el camino, en el que deberán evaluarse efectos de este año de confrontación en una lucha que todavía tiene escenarios desconocidos.

El futuro de lucha y resistencia mundial

Israel ha atacado Líbano e Irán. Juega con fuego. Para proteger a Netanyahu, acusado de corrupción en Israel, pero inmune totalmente mientras siga como comandante de las fuerzas de ocupación. Lo hace para llevar a la excitación a una sociedad indolente que apoya planes, que finalmente le condenarán a sufrir en ésta y otras generaciones, las consecuencias de una guerra de agresión que otros pueblos responderán legítimamente. Quedando comprendido que toda representación sionista que avale el genocidio está implicada y es un blanco lícito. Y en ese tablero de agravamiento, los dirigentes europeos y de EEUU, vendedores de armas, suministradores de impunidad, corruptos también, se lavan las manos, en aras de asegurar un “nuevo orden regional”, el de Oriente Medio, dentro de un “orden global de pugna y disposición destructiva” frente a China, Rusia y otros centros de poder que disputen a EEUU y Europa espacios en el peligroso ajedrez mundial, hoy en tránsito a un campo de batalla de imprevisibles consecuencias.

Las luchas de liberación tienen el derecho de separarse de esa lógica y de golpear al opresor; así como el deber de esperar, no sólo las reacciones que demuestran la sinrazón del enemigo que actúa sin moral, sino su nula voluntad de cualquier negociación. Y de esperar con esperanza fundada que sólo la conciencia y la organización de los débiles, aun con escasas fuerzas, podrá llevar a las victorias en un proceso de emancipación.

Lo que Israel representaba como antigua víctima ya está agotado. Ha deshonrado a los millones de judíos masacrados por el nazismo. Ahora el Hitler de nuestro tiempo es una triada por el momento representada por el decrépito Biden, Netanyahu y Ursula von der Leyen, la recién elegida presidenta de la Comisión Europea, pro sionista. Siguen pronto Trump o Kamala Harris, que ya han sentenciado que apoyarán hasta el final a Israel.

Lo que viene es la reorganización no de uno sino de varios ejes de la resistencia en el plano mundial, en medio de la crisis de un sistema depredador como el capitalismo y del delirio y declive imperial de EEUU, que nos lleva cada día a condiciones extremas. La lucidez y la responsabilidad histórica de los rebeldes está en su unidad y en andar sobre aviso de nuestros obstáculos, vulnerabilidades y limitaciones, asegurando nuestras fortalezas. Palestina nos enseña. Está en el palpitar de nuestro corazón.

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