EN COLOMBIA, QUE TAMBIÉN SEA LA HORA DE LOS PUEBLOS

EN COLOMBIA, QUE TAMBIÉN SEA LA HORA DE LOS PUEBLOS

Himelda Ascanio

Las organizaciones defensoras de Derechos Humanos (DDHH) contabilizaron esta semana 120 líderes y lideresas asesinadas durante 2024; es decir, que en Colombia el asesinato de los liderazgos sociales y políticos no ha parado, en un genocidio continuado que sigue semana tras semana.

La construcción de la paz en condiciones de bienestar y vida digna, es un anhelo en el que todos y todas coincidimos, es un deseo común, como parte de lograr un buen vivir; sin embargo, también es una construcción compleja que pasa por múltiples realidades; un conflicto social, político y armado que tiene causas históricas que aún persisten. Erradicar la violencia de la política pasa por superar las causas que la originan, por ejemplo, la exclusión, la desigualdad y el asesinato de quienes piensan distinto.

En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Petro expuso la forma en que la oligarquía mundial nos condena a la extinción de la vida del planeta. Cómo se expresa la desigualdad histórica en la que “el 1 por ciento más rico de la humanidad tiene más riqueza que el 95 por ciento de toda la humanidad junta”.

Piensa global, actúa local

Cabe recordar que Colombia sigue ocupando los primeros lugares en cuanto a los niveles de desigualdad. La oligarquía colombiana construyó un régimen criminal, mafioso y narcotraficante que ha controlado el Estado desde hace décadas. Aquí también son ellos los dueños de los medios de comunicación, “ellos son los que ocultan la verdad… ellos son los que dicen qué se piensa, qué se dice y qué debe ser prohibido y silenciado”.

Es esa oligarquía colombiana la causante de la violencia, asesinando a quien piensa diferente y plantea un proyecto distinto de país. Como lo planteó el comandante Camilo Torres Restrepo, esa oligarquía cerró las vías legales para acceder al poder. Por ello, efectivamente, el pueblo colombiano se ha levantado, ha confrontado, resistido y no está dispuesto permitir que ese curso criminal continúe. El Estallido Social de 2021 es una muestra de ello y fue la razón por la que Petro logró ser presidente. La movilización y la confrontación lograron que, por primera vez, hubiese un gobierno distinto a esa oligarquía.

Por eso, no es comprensible confrontar a esa oligarquía criminal manteniendo sus representantes dentro del gobierno. Ni la idea de la gobernabilidad negociada con los portavoces del viejo régimen, un Acuerdo o un nuevo Frente Nacional con esas élites, no es compatible con la idea del cambio para superar el conflicto y promover la vida. Y cosas concretas hay: transformar, es superar el discurso, es acabar con la Doctrina de Seguridad impuesta por los poderosos del mundo, es concretar y cumplir con la construcción de la paz, a través de la Solución Política del Conflicto.

Si el Gobierno es incapaz de “detener la extinción de la vida”, si el genocidio en Colombia continúa y 170 niños y niñas mueren de hambre, entonces es momento de tomar la solución por parte del pueblo.

Asesinados de esta semana

Julio Zalabata Luque, era un reconocido mamo, fundador y autoridad tradicional indígena de la comunidad arhuaca Kwanimun; fue asesinado el 23 de septiembre de 2024 en Pueblo Bello, Cesar.

Heber Rivera Méndez, era un reconocido líder social, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento de Vénus, zona rural de Tuluá y fue presidente de Astracava; fue asesinado el 24 de septiembre de 2024 en Tuluá, Valle del Cauca.

Didier Alexander Vargas Guerrero, era un reconocido líder social y actual coordinador de la secretaría de deporte de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Progreso en el municipio de Puerto Rondón, Arauca; fue asesinado en un paraje ubicado entre Caño Tigre y la Arenoda, en jurisdicción del Municipio de Arauquita, Arauca.

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