SIN PODER ADQUISITIVO LA ECONOMÍA NO ES VIABLE
Claudia Julieta Parra
La dinamización de una economía se basa en un equilibrio entre oferta y demanda, que se desbalancea cuando se presenta un déficit de poder adquisitivo per cápita; la falta de capacidad de compra ligada al desempleo ha exacerbado la crisis económica actual.
El contexto de deceleración global de la economía, combinado con diferentes fenómenos macroeconómicos ha conllevado la pérdida de poder adquisitivo per cápita ligado a la inflación, el desempleo y el empleo informal, los que han incrementado la pobreza (monetaria y multidimensional). Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), cerca del 47,7 por ciento de la población colombiana consume alimentos 2 veces al día o menos, y el 31 por ciento de la población se encuentra en situación de inseguridad alimentaria moderada o severa; a esto se suma una pérdida de poder adquisitivo de 31,3 por ciento.
Gran parte de la pérdida de poder adquisitivo está ligada a la tercerización laboral, el desempleo y crecimiento desaforado del empleo informal o rebusque, que da cuenta que más del 70 por ciento de la población ocupada está ligada a la informalidad laboral, lo que genera masa monetaria circulante, pero no permite que se sufraguen los gastos básicos, esto genera una burbuja financiera especulativa que no incrementa el poder adquisitivo per cápita, pero contribuye al incremento de la inflación, la desigualdad y, la pobreza multidimensional y monetaria, desencadenando una caída abrupta de la demanda que desacelera el mercado.
La política económica del país debe estar fundada en favorecer a todos los colombianos, prioritariamente subsidiar capas bajas de la sociedad, el sistema actual no genera ni inclusión social ni sostenibilidad ni mucho menos crecimiento y productividad, por tanto se requiere un modelo que disminuya el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de deuda Externa) e incremente de manera integral el Gasto Social. Subsanar la crisis socioeconómica, dinamizar la economía y enfrentar su colapso requiere incrementar el poder adquisitivo per cápita, lo cual demanda favorecer la producción nacional, una Reforma Laboral que centre sus esfuerzos en la formalización del empleo, la generación de nuevas plazas laborales formales y con prestaciones de ley; en otras palabras, salir de la crisis económica demanda generar empleo bien remunerado.