ATENDER A LA POBLACIÓN NINI

ATENDER A LA POBLACIÓN NINI

Chavela Villamil

La renovación de la fuerza laboral es necesaria para el desarrollo; pero, producto del modelo económico han incrementado considerablemente la población de jóvenes que ni estudian ni trabajan (NINI), lo cual decrece el poder adquisitivo y exacerba la crisis económica.

El modelo económico se centra en la acumulación de capital en un reducido grupo plutocrático, esto desde luego fomenta la desigualdad y viene incrementando ostensiblemente la pobreza monetaria y multidimensional; adicional a esto el sistema económico ha limitado las plazas laborales y arrojado al gran grueso de la población al empleo informal -rebusque-, en cual no solo pauperiza el empleo, sino que no sufraga los gastos básicos y al decrecer el poder adquisitivo per cápita, genera una caída abrupta de la demanda que desacelera la economía y nos pone en inminente riesgo de recesión sostenida y prolongada.

 

¿Qué está pasando con la población NINI?

Recientemente el Departamento Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer las estadísticas del mercado laboral del mes de mayo, que cerró con un índice de desempleo de 10,3 por ciento, la cifra de desocupación se elevó en 258.000 llegando a 2,68 millones y los colombianos que salieron de la fuerza laboral fueron 499.000 llegando a 14,95 millones; por su parte el índice de empleo informal -rebusque- llegó a 77,92 por ciento, es decir de cada 10 personas que laboran ocho lo hacen de manera informal.

El desempleo juvenil es una de las problemáticas del mercado laboral colombiano que más lesiones puede producir en el tejido social y el sistema productivo; según el Dane la tasa de desempleo para la población entre los 15 y 24 años en el mismo periodo mencionado se ubicó en 19,4 por ciento, cifra que superó en 7,4 puntos porcentuales la tasa de desempleo nacional; esta brecha es aún más significativa cuando se incorpora el género, ya que mientras que para el segmento de hombres jóvenes esta bordeó el 14,9 por ciento, en el segmento de mujeres jóvenes alcanzó el 23,2 por ciento.

Cerca de 11,4 millones de jóvenes hacen parte de la población en edad de trabajar, de los cuales 5,1 millones están ocupados y 1,15 millones no cuentan con un empleo, pero sí desean trabajar; este panorama se hace más complejo cuando se suman los cerca de 2,95 millones de NINIS. Al compararse estos datos con los de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Colombia ocupaba el quinto lugar con la mayor tasa de desempleo juvenil (población entre los 15 y los 24 años), lo cual ratifica los señalamientos de estudios sobre los problemas de carácter estructural que enfrentan los jóvenes para encontrar un empleo, asociados tanto a los altos costos laborales no salariales y a el nivel de calificación pertinente para el mercado laboral.

El analista económico Juan Camilo Pardo afirma que, “para los jóvenes existen múltiples barreras de entrada al mercado laboral, por falta de capacitación y por los requisitos de experiencia, se vuelve un círculo vicioso porque los recién graduados no la tienen” [*].

 

Es necesario cambiar la política laboral

El principal obstáculo que afrontan los jóvenes, es que en el país no existe un sistema educativo sólido e integral que le permita a gran parte de la población juvenil, en especial a las capas medias y bajas, acceder a educación media y profesional de calidad y gratuita; a esto se suma que la desigualdad social y el hambre generalizada en buena parte de la población fomentan la deserción escolar, según cifras oficiales de cada 100 estudiantes solo 44 logran graduarse de bachillerato y de cada 100 graduados de bachillerato solo 39 logran acceder a educación superior, y en la educación terciaria la deserción en la formación profesional es del 46 por ciento y en la formación técnica y tecnológica es del 54,7 por ciento.

En términos de oferta laboral el mercado es una paradoja que afecta principalmente a la población vulnerable, los requisitos exigidos por las empresas no suelen ser acordes con el contexto en el que se desenvuelve la población juvenil, una de las principales taras es la experiencia laboral que termina marginando a la población juvenil y dejándoles como única opción el ‘rebusque’, la otra gran barrera es la exigencia de estudio de posgrado en una sociedad donde difícilmente un grupo reducido logra culminar los estudios profesionales, técnicos o tecnológicos. Transformar la sociedad y, mejorar la productividad del país y elevar el poder adquisitivo, tiene implícito una política económica que fomente la inversión en educación y el desarrollo humano y técnico de la producción nacional; desde luego esto solo es viable si hay una transformación estructural de los modelos económico y educativo.

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[*] Los jóvenes colombianos siguen sin oportunidades laborales. Valora Analitik, 11-09-2024.

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