EL TERRORISMO DEL TÍO SAM
Damaris Izaguirre
El miedo, el exterminio, pero sobre todo la tergiversación de la verdad a través de los grandes medios de comunicación, han sido las herramientas prioritarias del Tío Sam para hacerse ver como adalid de la paz y la libertad, cuando es un imperio terrorista y criminal.
Desde que los EEUU asumieron el rol como imperio hegemónico han utilizado como sofisma la paz y la democracia subordinadas a sus intereses imperiales, y cualquier nación que se salga de sus intereses geopolíticos es tildado de terrorista y como una amenaza para la paz, por esto a Cuba le aplica un bloqueo económico desde hace más de 6 décadas, en Bolivia derrocó a su presidente a través de un Golpe Blando, en Venezuela trata de imponer un mandatario subordinado sus intereses, mientras les impone sanciones económicas.
El Tío Sam se mueve tras las sombras y los escenarios moviendo las piezas del ajedrez geopolítico para adecuarlos a sus intereses imperialistas; no es fortuito que el EEUU lleve más de un siglo orquestando Golpes de Estado, fraguando atentados, haciendo montajes que lo hagan posar como víctima, financiando y ejecutando guerras y conflictos en todo el orbe, de manera directa y las que desarrolla a través de terceros, como en Ucrania y en el genocidio contra el pueblo palestino; con el fin de ‘sembrar terror para vender seguridad’.
El intervencionismo del Tío Sam en la política interna y autonomía de los pueblos, en especial en los de América Latina, impulsa su Doctrina de Seguridad Nacional, que considera a todo aquel que tenga contradicciones políticas con el régimen como un Enemigo Interno, que debe ser neutralizado y exterminado sin importar el medio o el método que se utilice.
EEUU es el máximo representante del terrorismo en la era moderna, y está en manos de la lucha popular quitarle su careta, acabar con sus planes de exterminio del liderazgo popular, que solo puede ser detenido si se hace una verdadera ruptura con el régimen necrófilo, lo que es posible a través de la lucha organizada y frontal de los excluidos, de los grandes grupos sociales de ascendencia popular, para construir un cambio con equidad social.