8M: ‘SENTÍ LA LUCHA COMO UN ACTO DE AMOR PROFUNDO POR LA GENTE’
Antonia Montoya
Tenía 21 años, estudiaba en la universidad pública, estábamos en paro estudiantil y junto a Diego, un compa de mi misma carrera, empezamos a participar de asambleas. Él me acompañaba a leer, íbamos junto con otros compas construyendo dinámica en nuestro programa académico.
Por esos días se estaban conformando distintas organizaciones sociales urbanas, Diego me invita a una reunión con educadores populares, a discutir sobre formación social y política para barrios populares. Me pareció muy interesante y empecé a participar de manera más activa. Ahí conocí a Paula, la compañera del colectivo al que me integré.
Con su buena amistad aprendí a conspirar, aprendí a ir construyendo vida colectiva con otras compañeras y compañeros que sentían la lucha como un acto de amor profundo por la gente, que en los barrios de la ciudad no tenían techo, comida, trabajo, estudio. Aquellos a los que este sistema todo les ha arrebatado.
Con el Estallido Social reafirmé mi compromiso de seguir junto al pueblo, compartíamos al calor de la Olla Comunitaria sueños de una ciudad diferente, una que le permita a los jóvenes y mayores vivir dignamente. En la dinámica vi caer jóvenes, vi como el general Zapateiro ordenaba entrar a los barrios a buscarlos para declararles como criminales, mientras se censuraban las redes sociales y la posibilidad de denunciar lo que ocurría.
Tanta rabia y dolor no podía ser procesada, solo estallaba y se acumulaba, ahí entendí que la tarea era grande, que se trataba de pelear, de vencer al enemigo de clase, de profundizar la rabia y organizarla. Ahí entendí que si la gente no se preparaba para la resistencia, la élite no iba a tener el más mínimo respeto por sus vidas, los iban a acribillar.
Por esos días empecé a profundizar sobre el ELN, empecé a estudiar, empecé a conocerla más. Sentí mucha emoción, empecé a comprender y reflexionar que en las ciudades y en el campo estaba más viva que nunca la lucha armada insurgente. Desde ahí mi vida y mi proyecto se ha forjado desde la identidad elena.
Ser mujer elena me ha permitido saber forjado con otros y otras, me ha enseñado de encontrar compas con Amor Eficaz, ese que Camilo Torres encarnó y difundió en sus mensajes a la sociedad colombiana.
Aprender todos los días del saber popular, planear y desarrollar, organizar, solucionar conflictos colectivamente son varias de las cosas que me gustan de construir ELN en la ciudad, disputar las calles, construir feminismo insurgente y popular, superar las contradicciones de género y clase dentro y fuera de nuestra organización, es nuestra misión.
Con certeza puedo decir que hoy las mujeres de Nuestra América y el mundo estamos llamadas a construir revolución, a tumbar el patriarcado y el capitalismo desde cualquier rincón donde estemos. Esto requiere de todo nuestro esfuerzo, de formarnos, juntarnos, y pelearnos por espacios seguros y dignos.
¡Abajo el patriarcado… Se va a caer, se va caer!
¡Arriba el feminismo… Que va a vencer, que va a vencer!