DECRECER EL GASTO DIEZMA LA CRISIS ECONÓMICA

DECRECER EL GASTO DIEZMA LA CRISIS ECONÓMICA

Claudia Julieta Parra

Las medidas implantadas por el Gobierno para aumentar la Deuda Externa e incrementar el Gasto Corriente, en el mediano plazo se convierte en un riesgo para la sustentabilidad y sostenibilidad fiscal.

El año anterior el Producto Interno Bruto (PIB) nacional presentó un decrecimiento al solo obtener una oscilación anual de 0,6 por ciento; mientras el primer semestre de este año el PIB no ha superado el 0,7 y la proyección del Banco de la República dice que este indicador no superará el 1,4 por ciento; todo esto indica con claridad y precisión la desaceleración económica que viene sufriendo nuestra económica desde 2020 y que hasta la fecha no ha encontrado freno, ni mucho menos reactivación. Estos resultados negativos decrecen el poder adquisitivo per cápita y a su vez exacerban el déficit fiscal, además la política monetaria implantada en el país, se ha centrado en el incremento del Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa) y el compromiso de las vigencias futuras; además el actual Gobierno ha incrementado aún más el Gasto Corriente, por medio de una riesgosa flexibilización de la Regla Fiscal, que incrementa la capacidad de endeudamiento sin tener en cuenta que el nivel de ingresos prácticamente no crece y tiene tendencia decreciente, lo que nos arriesga a una insolvencia o el compromiso de las vigencias futuras de las próximas tres décadas.

Ante la actual crisis es necesario cambiar los paradigmas económicos y financieros del Estado, en otras palabras, es necesario e inaplazable decrecer los gastos suntuarios y en especial cambiar la política de Gasto Corriente, que debe implicar disminuir gastos burocráticos y el congelamiento de rubros asignados a pasivos onerosos como es la Deuda Externa.

La dinamización de la económica requiere una política laboral y económica que se aleje del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), que erróneamente basa la productividad y el desarrollo en el favorecimiento fiscal y tributario de las grandes empresas; además,  reactivar nuestra economía tiene implícito una política económica centrada en la formalización del empleo, una tributación cargada sobre los grandes capitales, de orden redistributivo y sin destinarla al Gasto Corriente; solo de esta manera es posible incrementar el capital liquido circulante y frenar la caída abrupta de la demanda, que desacelera la economía y desembocaría en una inevitable estanflación.

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