EN EL GOBIERNO: MALES HEREDADOS Y MALES PROPIOS

EN EL GOBIERNO: MALES HEREDADOS Y MALES PROPIOS

Sergio Torres

Esta semana se hicieron visibles varios de los males que sigue cargando el gobierno actual, algunos de estos son propios del régimen mafioso imperante y otros, son producto de las características que adoptó el Gobierno.

La corrupción es uno de los grandes problemas al interior de todas las entidades del Estado, además alimentado por mafias criminales que se enquistaron en cada todas las ramas del poder, convirtiéndose en un mal estructural del que el actual gobierno no sólo no se ha salvado, sino que no ha logrado atacarlo de manera significativa, por el contrario, los casos de corrupción dentro del propio gobierno desdibujan la imagen de Petro.

Promesas, promesas, promesas

El presidente bien sabía que el Estado colombiano tiene esa condición de ser absolutamente corrupto y mafioso, por eso mismo dentro de sus promesas de campaña fijó en la anticorrupción una de sus principales banderas, llegando a proponer la solicitud de una comisión internacional anti-corrupción. Sin embargo, los propios enredos de corrupción no lo dejan mover mucho más allá de hacer discursos y cambios de funcionarios.

Y seguramente seguirá siendo poco lo que contra la corrupción pueda hacer, si mantiene esa lógica de gobernar con representantes de las élites y corruptos de vieja data. No se puede cambiar la esencia de un régimen, gobernando con pillos y vividores del desangre de los dineros públicos. Al gobierno le estallan todas las semanas nuevos casos de corrupción, que si bien es un mal que no se acaba de ‘un plumazo’, es poco lo que se hace, más sabiendo que un mal estructural se ataca así mismo de manera estructural. No con carruseles de puestos o manteniendo cuotas burocráticas a politiqueros.

La bienvenida al George Washington

Petro utilizó la espada del libertador Simón Bolívar como un símbolo de su gobierno. Sin embargo, ha decidido no ejercer el anti-imperialismo y la defensa de la soberanía nacional como característica propia. Por el contrario, semana tras semana hace gala de la permisividad y la apertura a una mayor injerencia de los Estados Unidos en Colombia.

La visita casi permanente de la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, visitando bases y entregando ayudas a funcionarios como Carlos Carrillo. Sumado a permitir la instalación de una Base Militar gringa en el santuario natural de isla Gorgona, y ahora los ejercicios militares conjuntos entre la Armada colombiana y el Comando Sur del ejército de EEUU, con la participación del portaaviones George Washington, dejan en demasiada evidencia que Petro se pliega a los EEUU.

Según informó la propia Armada de Colombia, los ejercicios militares buscan aumentar la “interoperatibidad, fortalecer la asociación marítima, fomentar la confianza y contribuir a la cooperación, disuasión y estabilidad de la región bajo doctrina y estándares internacionales”. Obvio que estos estándares son los de la OTAN: máquina de guerra que luego de Gaza y Ucrania, ahora coloca a América Latina como su objetivo militar.

Esta lógica del gobierno, al mismo tiempo que el genocidio de líderes y lideresas sociales y políticas sigue en curso, atenta contra las esperanzas de cambios profundos y la construcción de un país en paz. Pues está claro que la mientras se sostengan los postulados y doctrinas provenientes de la potencia norteamericana, la continuidad del narcoparamilitarismo y la doctrina del enemigo interno seguirán.

El pueblo que eligió a Petro no lo hizo por un presidente que continuara con la entrega de la soberanía nacional a los Estados Unidos. El Mandato por los Cambios que la gente se peleó en las calles, no propugnaba por la subordinación, de eso ya hubo muchos años. La Espada de Bolívar que Petro tanto ha enarbola, no cohonesta con la entrega de la soberanía a los designios de Washington.

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