DERECHOS DE LA MUJER, UN SLOGAN DE CAMPAÑA

Camila Socha

La candidatura presidencial de Petro instrumentalizó las carencias de Los Nadie, además de mostrarse como una propuesta política comprometida con la defensa y protección integral de la mujer, ¿todo queda en un slogan de campaña?

Durante la campaña presidencial la mujer jugo un rol propagandístico trascendental, sin embargo, en la gobernatura de Petro no se ha hecho mucho en termínanos de equidad y reivindicación de derechos y mucho menos en combatir los feminicidios; según el Observatorio Colombiano de Feminicidios el año anterior se perpetraron 525 feminicidios, y entre enero y mayo de este año se han perpetrado 345, lo que equivale aproximadamente a 17 feminicidios por semana, y más del 90 por ciento de estos feminicidios gozan de total impunidad.

Los recientes casos de Violencia Basada en Genero (VBG) han traído de nuevo a la palestra un tema de fondo que va más allá de las agresiones y los feminicidios en sí mismos, y es la inoperancia del Estado en términos de desestimar la denuncias y de ser indolente ante los feminicidios, tan solo se limitan a nutrir las estadísticas y hacer presencia mediática.

Hay que escuchar a Lina María Suárez la más reciente víctima de una tentativa de feminicidio en la localidad de Suba en Bogotá, al decir: “me acerqué a la Casa de Justicia, de ahí me mandaron para la Comisaría de Familia; me dijeron que me iban a hacer acompañamiento ellos por parte de la Policía, que él no se podía acercar a mí, pero aun así nunca pasó. Llamé a la Línea Púrpura y la Línea de la Mujer, pero nunca pasó nada hasta el momento de los hechos; pero cuando casi me matan con seis tiros, ahí sí todos empezaron a llamar, la Policía empezó a hacer rondas, ¿pero ya para qué?”.

Situación similar padecen las mujeres en lo referente a violencia sexual en el sistema de transporte público de Bogotá; nuevamente han puesto los reflectores sobre la violencia de género y el abuso sexual, y en especial sobre la inoperancia de las autoridades para prevenir este flagelo, y la ineficiencia para atender de manera oportuna y eficaz las denuncias.

De nada sirve llevar anaqueles y sacar pecho por generar leyes coercitivas que supuestamente endurecen las penas para los crímenes relacionados con VBG, -como la ley Rosa Elvira Celis, entre otras-, está demostrado que la justicia basada en la coerción no desestimula la comisión del delito, ya que dado el alto grado de impunidad y las limitantes reales y cotidianas para que se interpongan las denuncias, los victimarios cuentan con libertad ya que saben que es poco probable que sean enjuiciados.

En este contexto, resulta lesivo la iniciativa de la Fiscalía de dar principio de oportunidad a perpetradores de VGB que no involucre feminicidios, Luz Adriana Camargo Fiscal General de la Nación afirmó que, “estamos aplicando principios de oportunidad, temporales, no definitivos, que nos permitan monitorear cómo avanzan estos compromisos que hace el agresor”.

Como si los casos de VBG y los feminicidios no vinieran en aumento, ahora la Fiscalía pone literalmente a las víctimas a dormir con el enemigo, puede que un grito no genere muertos, pero si denigra la integridad física y psicológica de la una mujer, que ya tiene suficiente con la discriminación y la inequidad a la que la somete el sistema, como para tener que lidiar con la permisividad del Estado; desde luego este tipo de medidas no solo desincentivan la denuncia de los casos de VBG, sino que además le impregna subjetividad y doble racero a las agresiones, como si hubiera agresiones buenas y malas, agresión es agresión y debe tener todo el accionar del Estado para evitar su ocurrencia.

La violencia de género y en especial el abuso sexual en contra de las mujeres se ha vuelto una constante, se podría decir que ‘la sociedad ha naturalizado el abuso sexual’, por lo que no basta con denunciar, hay que dejar de estigmatizar a las víctimas y luchar arduamente por erradicar la violencia de género, además debemos empezar a ver la lucha contra la violencia de género como algo que atañe a la sociedad en su conjunto.

Más allá de la lucha por sobrevivir, debemos continuar la gesta porque la mujer se empodere como sujeto político, lo cual es algo que se construye día a día y no a expensas de los hombres sino en unidad con ellos, es una gesta emancipadora donde todos podemos aportar, porque antes que una lucha de derechos de género estamos ante una lucha de clase, y como clase debemos comportarnos y luchar, para construir el camino de los cambios y las transformaciones que nos han sido negadas.

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