SOS: GOTA A GOTA, EL AGUA SE AGOTA
Omaira Sáchica
El secamiento de una parte de la Amazonía, la disminución de pluviosidad, el bajo nivel de los embalses, las olas de calor, entre otros, evidencian la exacerbación de los impactos del Cambio Climático y que nos acerca al Punto de No Retorno.
El modelo capitalista para incrementar la acumulación de capital en un grupo plutocrático minoritario, ha recurrido a la hiperindustrialización y la expoliación desmedida de los bienes naturales; esto incubó una catástrofe medioambiental con impactos directos sobre el clima, como las grandes olas de calor, inundaciones, sequías, destrucción del permafrost, extinción de los bosques de niebla, entre otros.
De acuerdo a lo planteado por el Imperial College de Londres, “los seres humanos estamos superando de manera acelerada la cantidad neta de emisiones de Gas Carbónico (CO2) -uno de los principales Gases de Efecto Invernadero- que podemos emitir sin alterar el Calentamiento Global”; esto aunando a la deforestación acelerada de bosques y selvas, ha aumentado considerablemente la temperatura del planeta, por lo tanto, existe una alta probabilidad que este año la temperatura del planeta aumente a 1,5 grados centígrados [1], lo que agudizaría la crisis climática e incrementaría la ocurrencia de fenómenos naturales, principalmente las sequias y la olas de calor, poniendo en alto riesgo nuestra supervivencia como especie.
Crece el déficit de agua a nivel global
Alrededor de 2.000 millones de personas a nivel global no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 3.600 millones no cuentan con servicios de saneamiento seguros; además, los patrones de consumo implantados por el actual modelo económico han incrementado considerablemente la Huella de Carbono, que a su vez ha afectado las diferentes fases del ciclo hídrico. El Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de 2024 de las Naciones Unidas, publicado por la Unesco, afirma que, “se prevé que el cambio climático intensifique aún más el ciclo hídrico global y que siga aumentando la frecuencia y la gravedad de las sequías e inundaciones” [2].
En las últimas décadas el incremento poblacional y los malos hábitos de consumo de nuestros recursos hídricos –principalmente los recursos utilizados en la expoliación de nuestros recursos naturales–, entre otros, han aumentado el consumo de agua dulce en 2,25 por ciento anual; es de destacar que la agricultura a gran escala y la ganadería extensiva concentran en promedio el 55 por ciento de los recursos hídricos, mientras el extractivismo consume el 25 por ciento del agua dulce. Actualmente 49,2 por ciento de la población mundial sufre escasez de agua al menos durante un trimestre del año, mientras una cuarta parte de la población mundial se enfrenta a niveles de estrés hídrico extremadamente altos y utiliza más del 80 por ciento de su suministro renovable anual de agua dulce [3].
Según la Contraloría General de la República pese a que Colombia es uno de los países con mayor riqueza hídrica, el 25, 7 por ciento los hogares no tienen acceso al servicio de agua potable, además 9 de los 32 departamentos tienen déficits superiores al 45 por ciento en la cobertura del servicio de acueducto de sus hogares [4].
Preservar el planeta implica cambiar el modelo económico
Es necesario dejar claro que el Cambio Climático no es una causa que genera degradación ambiental, sino una consecuencia del modelo capitalista, por lo tanto, mitigarlo y detener la debacle medioambiental tiene implícito realizar cambios en el modelo económico; dentro de los cambios inmediatos está la transformación de los patrones de consumo, pasar de consumir por moda o status a consumir por necesidad; también es necesario transformar el modelo de producción, pasar de un sistema de producción en masa a producción por gasto o consumo básico; desde luego, es urgente minimizar la expoliación de recursos naturales y agilizar la transición energética dando fin al uso de combustibles fósiles.
Es urgente e inaplazable superar los discursos demagógicos y los Tratados inocuos, donde los Estados supuestamente se comprometen a disminuir su Huella de Carbono y a reversar los estragos causados al medioambiente, pero al mismo tiempo se niegan a cambiar su modelo producción y su dependencia de los combustibles fósiles. Superar la crisis medioambiental y evitar la destrucción del planeta implica un cambio de las políticas económicas y una verdadera política ambiental que salvaguarde el medioambiente, un nuevo modelo que no se centre en la acumulación de capital, y donde la preservación ambiental se convierta en un eje estratégico en armonía con el sistema productivo.
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[1] El calentamiento está cerca de superar los 1,5 ºC. Mongabay, 24-05-2024.
[2-3] Agua para la prosperidad y la paz. UNESCO, abril de 2024.
[4] ¿Colombia tiene crisis con el agua? Esto dice la Contraloría. Radio Nacional, 22-03-2024.