EL REPUNTE DEL DESEMPLEO ES UNA FALACIA

EL REPUNTE DEL DESEMPLEO ES UNA FALACIA

Chavela Villamil

El repunte en el indicador de Tasa de Desempleo durante el primer trimestre del año es un dato efímero y volátil, ya que no está sustentado en el desarrollo de la industria y el mercado interno, por lo tanto carece de sostenibilidad.

En los últimos meses se ha venido presentado una disminución leve y paulatina del desempleo; sin embargo, esta cifra no impacta positivamente el empleo formal y el Producto Interno Bruto (PIB), lo que genera una burbuja especulativa, que torna inestable el desarrollo de nuestra economía. De acuerdo a los más recientes informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en los últimos meses las Tasas de Participación Laboral y Desocupación han venido presentando una mejoría paulatina, sin embargo, aunque realmente este repunte obedece a migración de población al trabajo informal, lo que no permite que se incremente la productividad, que el año anterior cerró en 0,6 por ciento; según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en América Latina y el Caribe hay por lo menos 140 millones de personas trabajando en condiciones de informalidad, Colombia es el país de la región con mayor tasa de empleo informal y el primer trimestre de este año el empleo informal tuvo un incremento de 192 puntos básicos.

Una disminución efímera del desempleo

Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó que en marzo de este año el mercado laboral cerró con un incremento de los desempleados de 2,9 millones de personas en esta condición, por lo tanto, el índice nacional de la Tasa de Desempleo se incrementó y llegó a 11,3 por ciento; por su parte el empleo informal se incrementó llegando a 72,4 por ciento, en otras palabras, siete de cada diez trabajadores devengan sus ingresos del rebusque. Resulta muy representativo y preocupante que el 71,9 por ciento de las ciudades principales están por encima de la media nacional de la tasa de desempleo.

La estabilidad y dinamización de una economía no está inferida únicamente por la ocupación laboral, sino que en sí misma está determinada por la capacidad de poder adquisitivo per cápita, sin este, el mercado cae en un descenso grave de la demanda y se desacelera. Por ende, es un riesgo financiero sostener la productividad con base en una economía informal, aunque esta garantiza fluctuación de masa monetaria, no permite generación sostenida y progresiva de poder adquisitivo per cápita, además pauperiza las condiciones laborales.

En la mayoría de las economías el empleo bien remunerado es el motor de los mercados, toda vez que el empleo da solidez a las economías familiares y otorga poder adquisitivo per cápita, que inyecta masa monetaria y dinamiza las economías, en otras palabras, los salarios permiten adquirir productos y esto hace que las empresas produzcan más y por ende requieran más empleados, generando la dinamización de la economía.

Transformar los paradigmas económicos y productivos

La reactivación y la solidez de la economía se consigue aumentando el flujo de capital circulante y la creación de nuevas plazas laborales, además es necesaria una tributación redistributiva y diferencial acorde al capital neto, esto dinamiza el poder adquisitivo per cápita aumentando la demanda, lo cual se traduce en reducción del desempleo y aumento de la capacidad de producción de las empresas.

La desaceleración económica, la Recesión Técnica declarada por el Banco de la República, la inflación, el incremento constante de la Deuda Externa, entre otros, exige una política de austeridad que permita mitigar estos fenómenos; es inaplazable un cambio de fondo en el modelo económico, que disminuya los pasivos estatales, fortalezca y desarrolle integralmente la producción nacional y equilibre la balanza comercial, disminuyendo la importación de materias primas y productos con valor agregado.

Superar la actual crisis económica y el déficit de poder adquisitivo, implica instaurar una política económica fundada en la formalización del empleo y la mejoría de las condiciones salariales, además debe generar una tributación redistributiva que permita subsidiar capas bajas de la sociedad, el sistema actual no genera ni inclusión social ni sostenibilidad ni mucho menos crecimiento y productividad, por tanto, se requiere un modelo que fomente el desarrollo integral de la producción nacional, y que a su vez disminuya el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de deuda Externa) e incremente de manera integral el Gasto Social.

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