Claudia Julieta Parra

La política fiscal de nuestro país se centra el constante incremento del Gasto Corriente y la generación de nuevos empréstitos para sostener una política de gasto altamente deficitaria; de no controlar la emisión del gasto nos acercamos a una línea de déficit insostenible.

El principal problema de nuestra economía es que los pasivos superan los activos y a su vez no existe una política que controle efectivamente el patrón de gasto y consumo, gastamos más de lo que producimos, el año anterior el Producto Interno Bruto (PIB) tan solo fue del 0,6 por ciento, mientras el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa) se incrementó en 18,5 por ciento, lo que representa un déficit astronómico en la balanza de ingresos.

El Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2024 es de 502,6 billones de pesos, 62,07 billones de pesos se destinan a Defensa y Policía, además parte del gasto militar y de defensa es cubierto por los aportes del gobierno de EEUU, por tanto, la reciente decisión de este gobierno de decrementar las ayudas a nuestro país en 7 por ciento y las ayudas destinadas a la lucha contra el narcotráfico disminuirlas en 15 por ciento; causa un déficit del gasto, que debe asumir el Estado; lo más sensato en tiempo de crisis económica, sería disminuir el Gasto Corriente para subsanar la disminución de ingresos.

En un periodo de desaceleración de la economía lo más realista es la disminución de los egresos y la priorización del gasto social; junto a disminuir los gastos e inversiones de tipo militar, además se debe generar un cambio en el paradigma fiscal, necesario para asumir periodos de crisis y desaceleración del PIB.

La reactivación y la solidez de la economía no se consigue gastando el Presupuesto Nacional de manera rápida y desmedida, sino aumentando el flujo de capital líquido y el poder adquisitivo per cápita, lo cual tiene implícito la formalización del empleo y la generación de plazas laborales acorde a las necesidades de la población; es la única forma en la que se puede salir de la Recesión Técnica en la que está sumido el país por cuenta de nefastas políticas económicas, que se centran en el favorecimiento de una plutocracia reducida y no del conjunto de la sociedad y en especial las capas sociales medias y bajas.

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