Patricia del Frente de Guerra Norte

Provengo de uno de los pueblos ancestrales de la Sierra Nevada de Santa Marta. Cuando ví por primera vez la guerrilla del ELN, sentí temor debido a todo lo que decían de ella los medios de comunicación.

Estaba recolectando café en una parcela, donde íbamos a trabajar en vacaciones, llegaron 3 guerrilleros con morral hecho de fibra de costal, hablaron con nosotros y nos dijeron cuáles eran los motivos de su lucha, luego inicié a participar en un grupo de estudio y trabajo, donde nos leían documentos de la política del ELN, también nos iban entregando misiones de repartir el periódico en el pueblo.

La guerrilla promocionaba la organización de la comunidad, los equipos de deporte y eventos de masas amplios, eso me gustó del ELN cuando llegó a mi comunidad, luego los seguí viendo en la zona y en ocasiones llevaron mujeres guerrilleras a la comunidad, eso me impactó y comenzó andar en mí la idea de incorporarme, para ver cómo sería la vida de una mujer en la guerrilla y solicité la incorporación.

Cuando tenía como 3 años de incorporada al ELN, me promocionaron a militante, aunque desde antes ya venía ejerciendo algunas misiones de logística e inteligencia operativa.

En 1997 fui nombrada segundo mando de escuadra en un destacamento, esta fue mi primera experiencia como mando dentro de la guerrilla, que asumí con mucho temor, ya que aún habían rasgos de machismo en algunos compañeros, pero había logrado ganar confianza y me relacionaba muy fácil con los compañeros, lo que me ayudó para ejercer mi responsabilidad dentro del destacamento, el cual fui asumiendo con mucha disposición de aprender a conducir unidades, a resolver sus inquietudes, manejar las dificultades de la tropa, trataba de mantener la disciplina interna y defenderme sola con las unidades.

A finales del 1998 se conformó una compañía de fuerza regular y me enviaron como mando de escuadra, responsabilidad que también asumí, pero ahí fue un poco más difícil, porque en esa unidad sí existía más el machismo, allí todos los mandos eran hombres, mientras que de donde veníamos nosotros, nos seleccionaron a 2 compañeras como mandos de escuadra; en la estructuración de la nueva unidad, me asignaron a un compañero como segundo mando, quien no aceptó, para no tener como jefa a una mujer, dijo que mejor se quedaba sin responsabilidad; pero, los mandos de la compañía me dieron el apoyo y no le dieron responsabilidad al renunciante, mientras él no cambiara esa absurda idea.

A los 5 años de incorporada me promocionaron para que asistiera a la escuela de militantes, luego seguí asumiendo responsabilidades en el trabajo político-organizativo que adelantamos con las comunidades, en la conducción de varias unidades e instructora de escuelas de combatientes, tanto en especialidades militares, como en materias políticas. Me han tenido en cuenta para asistir a varios eventos de formación política e ideológica, también he sido elegida para participar en eventos democráticos internos, en los cuales como mujer he tenido voz y voto.

Hace 10 años fui promovida para hacer parte de la conducción de nuestro Frente de guerra, que agrupa a una decena de frentes guerrilleros, tarea que he venido ejerciendo hasta el momento.

He trabajado con muchos compañeros en la conducción del plan del Frente de guerra, hemos compartido con respeto mutuo, he aprendido a dar los debates, cuándo se deben de dar y cuándo no, uno aprende a entender a los demás compañeros y sus problemas, y a dar soluciones cuando se presentan dificultades como personas o por dinámicas propias de la ejecución de los planes y tareas.

Trato siempre de ayudar a elevar el nivel político e ideológico de las demás compañeras, para que desarrollen sus habilidades en las diferentes ramas de especialización que tiene el ELN. Animo espacios con las guerrilleras, donde aprendemos a valorar nuestro papel de mujer luchadora y transformadora, también estudiamos la vida de muchas mujeres, que han liderado procesos revolucionarios a nivel mundial y en la historia colombiana.

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