UNA POLÍTICA INTEGRAL DE EMPLEO SOLUCIONA LA CRISIS ECONÓMICA

Chavela Villamil

La desaceleración económica global ha suscitado una caída del mercado laboral y una migración del empleo formal al informal. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sostienen que la Tasa de Participación Laboral y Desocupación en la región han venido presentando una mejoría paulatina, sin embargo, persiste el decrecimiento de la productividad; ambas han enfatizado que cuando baja el desempleo aumenta el empleo informal, por lo tanto “los salarios y la productividad han vuelto a sus trayectorias precrisis, lo que equivale a un estancamiento. De igual forma la pérdida de poder adquisitivo generalizada deja las economías en abierta desaceleración y con bajo pronóstico de recuperación de su desarrollo antes del 2025”, lo que agudiza la actual crisis económica, ya que los salarios siguen siendo deficitarios respecto al costo de vida.      

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en noviembre pasado la tasa de desocupación llegó al 9 por ciento, cifra inferior a la que se había registrado hace un año, cuando fue de 9,5 por ciento; en noviembre el número de personas ocupadas en el país fue de 23.186.000, por el crecimiento que tuvieron el Transporte y Almacenamiento (1,3 por ciento), Construcción (0,5 por ciento), y Alojamiento y Servicios de Comida con 0,5 por ciento. La población ocupada aumentó en 700.000 personas, para un total global de 23,2 millones, de los cuales 377.000 son mujeres y 322.000 son hombres. 

Según el DANE, el mes de enero pasado, el empleo informal llegó a 72,3 por ciento, es decir, 7 de cada 10 trabajadores engrosan el trabajo informal, lo que genera una burbuja especulativa en términos de productividad y desarrollo, según datos oficiales, más del 50 por ciento de los empleos recuperados son atribuidos al empleo informal, lo que no genera ni solidez económica ni recuperación del déficit de poder adquisitivo, ya que la informalidad no da estabilidad laboral y económica, pues los ingresos percibidos por los empleados informales no les permite cubrir sus gastos básicos, por ende no tiene ninguna repercusión directa en mejorar el déficit del Costo de Vida.

La estabilidad y dinamización de una economía no está inferida únicamente por la ocupación laboral, sino que en sí misma está determinada por la capacidad del poder adquisitivo per cápita, sin este, el mercado cae en un descenso grave de la demanda y se desacelera. Por ende, es un riesgo financiero sostener la productividad con base en una economía informal, aunque esta garantiza fluctuación de masa monetaria, no permite generación sostenida y progresiva de poder adquisitivo per cápita, además pauperiza las condiciones laborales.    

No es posible superar la crisis económica y financiera mientras conservemos las mismas políticas económicas, que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo de Vida de la población. La reactivación de la economía tiene implícito aumentar el flujo de capital circulante y el aumento del poder adquisitivo per cápita, además requiere un nuevo modelo de tributación con enfoque redistributivo y diferencial acorde al capital neto.

La desaceleración económica, la Recesión Técnica declarada por el Banco de la República, el incremento constante de la Deuda Externa, entre otros, exigen una política de austeridad que permita mitigar estos fenómenos; lo que hace inaplazable un cambio de fondo en el modelo económico, que disminuya el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa), fortalezca integralmente la producción nacional y equilibre la balanza comercial, disminuyendo la importación de materias primas y productos con valor agregado. Superar la actual crisis económica y el déficit de poder adquisitivo, implica instaurar una política económica fundada en la formalización del empleo y la mejoría de las condiciones salariales.

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