REYES NIÑO EL PROPIO GUERRILLERO URBANO
Hernando Martínez.
La tenebrosa BINCI el 28 de marzo de 1995 asesinó a Edgar Amílcar Grimaldo Barón y a Carlos Reyes Niño en Bogotá, crimen de Guerra que como otros miles sigue en la impunidad tras la disolución de aquella Brigada 20 de Inteligencia Militar en 1998.
Carlos Reyes Niño nació en Jesús María, Santander en diciembre de 1939 en una familia de campesinos pobres, pero en 1963 decidió no ir más a la huerta y emigró a Bogotá para dejar atrás la zozobra de la violencia partidista que azotaba esa zona.
De sus primeros años en Bogotá no hay noticia, ni de sus amores ni de sus hijos se sabe, él no lo contaba porque decía que “es mejor no meter en líos la familia”; quizás haya decidido hacer lo de la mayoría de guerrilleros, registrar los hijos con otros apellidos.
Entre 1963 y 1970 además de ser vendedor ambulante participaba en trabajos voluntarios de construcción de casas junto a sus vecinos para cambiar la vida de los tugurios; en este activismo social conoció a revolucionarios de diversas corrientes y en 1970 inició su militancia en el Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista (PCCML), luego se integró a células urbanas del Ejército Popular de Liberación (EPL); en 1976 al ocurrir una división en el EPL, Carlos quedó haciendo parte del Comando Pedro León Arboleda (PLA).
Combate en las calles y ante los torturadores
El 25 de octubre de 1977 en Bogotá las Fuerzas Armadas atacaron una reunión de la Dirección del PLA capturaron a todos los mandos entre ellos a Carlos, quien fue salvajemente torturado en la sede de la Inteligencia de la Policía (F2), dirigieron personalmente las torturas los Generales Miguel Maza Márquez y Gustavo Socha Salamanca.
Los generales fueron ascendidos, Maza Márquez a Director de la agencia estatal de espionaje -DAS- y Socha Salamanca a Comandante de la Policía Antinarcóticos; en noviembre de 2016 Maza Márquez fue sentenciado a 30 años de prisión por el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán en agosto de 1989, en colusión con las mafias narcoparamilitares.
Carlos perdió parte de los dedos de su mano derecha, que le quedó encogida de por vida a causa de las quemaduras con parafina hirviendo con que lo torturaron, pero no lograron quebrarlo ni acallarlo, porque su denuncia llevó al cuestionamiento internacional del Estado colombiano, por la práctica continuada de tortura contra opositores y guerrilleros capturados, realizadas al amparo del Decreto de Estado de Sitio vigente en el Gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978).
Objetivo invariable en un camino sinuoso
Estando en la cárcel en 1982 Carlos solicitó ingreso al Ejército de Liberación Nacional (ELN) dado que el PLA ya no existía; cuando recuperó su libertad en 1983 se incorporó al Frente Guerrillero Efraín Pabón en Boyacá donde permaneció hasta 1988 cuando fue promovido a la Dirección de la estructura de seguridad y apoyo del Comando Central, donde asumió el nombre de Guerra de Aicardo. En 1990 fue enviado a consolidar el Frente Urbano de Bogotá, allí en los barrios populares del sur de la ciudad desplegó una intensa labor organizativa y de lucha, entre los miles de desplazados que a diario llegaban provenientes de todos los rincones del país.
A partir de marzo de 1995 el Frente Urbano de Bogotá se colocó en estado de emergencia por las distintas amenazas que enfrentaba; su primer jefe, el Comandante Edgar Amílcar Grimaldo miembro de la Dirección Nacional del ELN y Aicardo, conscientes del peligro permanecieron en sus puestos y no salieron de la ciudad, en estas condiciones los asesinan los sicarios de la Brigada de Inteligencia y Contrainteligencia (BINCI) Charry Solano, el 28 de marzo a las 9 de la mañana en la entrada principal del Centro Comercial Las Américas; en el lugar de los hechos dejaron varada una motocicleta adscrita a esta unidad genocida encargada de cientos de ejecuciones y desapariciones.
El inmortal y los monstruos mutantes
Los testimonios de numerosos testigos y gran cantidad de evidencias de estos asesinatos permitieron demostrar que fueron perpetrados por la BINCI, también conocida como Brigada 20 de Inteligencia, la que por su sangriento prontuario delictivo fue disuelta en 1998 para evitar el desarrollo de investigaciones por los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad que perpetró; sus integrantes y grupos de operaciones encubiertas fueron redistribuidos en otras unidades posteriormente creadas como la Sexta División de Inteligencia, donde continúan desarrollando la guerra sucia contra el movimiento popular y revolucionario.
Una suerte semejante corrió el otro brazo criminal del terror de Estado, el DAS fue suprimido en octubre de 2011 debido a que había sido entregado en concesión a las mafias narcoparamilitares por el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010); sus miembros pasaron a integrar otros organismos de seguridad del Estado. En 1995 el ELN proyectaba la creación de un Frente guerrillero en el sur de Santander, de donde era oriundo Aicardo, quien aspiraba a participar en esta fundación luego de completar su misión en Bogotá; tras su caída el ELN le confirió el Grado Póstumo de Capitán Aicardo, quien desde la cumbre de los inmortales permanece como ejemplo por su firme conciencia de clase popular, que demostró al vivir y luchar Siempre Junto al Pueblo.