REBELIÓN DEL SUR GLOBAL CONTRA EL IMPERIO
Frente de Trabajo Internacional -FTI-
El mundo pasa por un momento político-histórico singular. Tres elementos se conjugan para configurar un emergente escenario geopolítico global: 1) la hegemonía del imperialismo norteamericano está en plena decadencia y todo lo que se hace para intentar revertir el fenómeno solo parece producir el efecto contrario; 2) el surgimiento de un nuevo eje de poder geopolítico, en cuyo centro de gravedad se encuentra la alianza estratégica China-Rusia, que compite directamente con el eje geopolítico imperialista (EE.UU – Unión Europea – OTAN); y, 3) el aumento del peso estratégico del Sur Global – en particular de África y Nuestra América- en la disputa geopolítica global.
La resultante conjugación de los fenómenos anteriores es un cambio tectónico en el ordenamiento global, que transita de un mundo unipolar, comandando por los EE.UU, a un mundo multipolar con distintas cabezas, algunas de ellas ubicadas en el Sur Global. Ahora bien, merece la pena resaltar que el emergente orden global no representa un cambio sistémico distinto al capitalismo, es decir: transitamos de un mundo unipolar -capitalista- a uno multipolar – también capitalista.
La nueva configuración geopolítica mundial bien puede ofrecer nuevas oportunidades y condiciones para los países del Sur Global, pero no necesariamente ofrece salidas a la crisis civilizatoria que amenaza la vida del planeta.
El surgimiento de un nuevo ordenamiento global se da el contexto de la crisis de civilización que enfrenta la humanidad y el planeta. El modelo de acumulación capitalista, que reproduce el modelo de desarrollo basado en el consumo masivo, en la virtualización y banalización de las relaciones humanas, en el crecimiento económico sustentado en la mercantilización de la naturaleza y de los bienes comunes, significan hoy una amenaza existencial para la vida sobre el planeta. La decadencia del imperialismo norteamericano no significa una decadencia del modelo que nos ha arrastrado a esta crisis civilizatoria. En la puja entre el poder imperial y los poderes emergentes no se vislumbran alternativas al capitalismo ni claras salidas emancipatorias, llámense socialistas o pos-capitalistas. No obstante, el debilitamiento del imperialismo puede generar mejores condiciones para ir edificando alternativas civilizatorias.
Signos de los tiempos
A finales de febrero 2024, cuatro eventos emblemáticos sucedieron que ilustran la gran convulsión del orden geopolítico que experimenta el mundo. Cada vez más protagónico y más rebelde, el Sur Global se encuentra en el centro de los estremecimientos.
El primer evento ocurrió el 20 de febrero en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas, en sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, se presentó, por tercera vez, una propuesta de alto al fuego y cese de la agresión israelí1. Por tercera vez, los EE.UU, en la voz de su embajadora ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, vetó la propuesta sobre un alto al fuego en Gaza.
El segundo evento se dio entre 18 al 24 de febrero en La Haya. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) sostuvo 6 días de audiencias sobre la legalidad -o ilegalidad- de la “ocupación prolongada, asentamiento y anexión” israelí de los territorios palestinos.
Ma Xinmin, el asesor jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, ante el Tribunal Mundial el 22 de febrero declaró: «En defensa del derecho a la autodeterminación, [el pueblo palestino tiene derecho al] uso de la fuerza para resistir la opresión extranjera y completar el establecimiento del Estado palestino. Ma Xinmin citó la Resolución 3070 de Asamblea General de las Naciones Unidas (1972), que estipula que la lucha de los pueblos por liberarse de la dominación colonial es legítima “por todos los medios disponibles, incluida la lucha armada.”
El tercer evento fue la reunión del G20, llevada a cabo en Rio de Janeiro en Brasil del 21 al 23 de febrero. Allí, el Secretario de Estado de los EE.UU, Antony Blinken, intentó «ucranizar» el encuentro y aislar a Rusia, pero sin éxito alguno. La postura del imperialismo norteamericano de bloquear todo esfuerzo por lograr un cese de fuego inmediato en Gaza fue duramente criticada por la mayoría de los asistentes del cónclave. Si bien EE.UU intentó aislar a Rusia y conseguir condenas de la Resistencia Palestina, fue el imperialismo quien acabó siendo aislado.
El cuarto botón de muestra es la decisión tomada por el gobierno de Gustavo Petro, el 29 de febrero, de suspender la compra de armas de Israel, finalmente pasando de la retórica a la acción concreta. Es lamentable que demoró cinco meses y más de 30,000 muertos para tomar esta decisión, pero, en el contexto de Colombia, el “Israel de América”, el gran portaviones yanqui, siempre sumiso antes los designios del imperialismo norteamericano, es un paso significativo.
Los cuatro botones de muestra ilustran la pugna que se está dando en el mundo actualmente, cuyo trasfondo es el parto de un nuevo ordenamiento geopolítico global.
Las parteras del nuevo orden multipolar son la alianza estratégica China-Rusia, junto con un Sur Global, cada vez más desafiante y desobediente ante las imposiciones del imperialismo de Occidente.
Fue Sud África – y ningún país del eje hegemónico – quien llevó a Israel a la CIJ a responder por los crímenes de genocidio. No fueron los países del “jardín” europeo de Josep Borrell, sino un país de “la jungla”, el Sur Global. La “jungla” ha tomado la iniciativa y desafiado abiertamente al orden geopolítico mundial que “el jardín” desesperadamente intenta imponer.
El Sur Global se da el gusto de desobedecer al imperio gracias al peso creciente del eje geopolítico euroasiático, al que éste se pliega cada vez más. Para el Sur Global, hay nuevas condiciones, una aumentada capacidad de maniobra para establecer nuevos pactos y asociaciones con los poderes del eje euroasiático, por tanto, más autonomía e independencia a la hora de posicionar su política exterior. Como ejemplo de ello, las presiones que los EE.UU ejercieron sobre los países africanos y nuestramericanos para que se sumaran a las sanciones contra Rusia y le suministraran armamento a Ucrania no fructificaron, pues nadie les hizo caso.
La decadencia de la hegemonía del imperialismo norteamericano
Los dos pilares de la hegemonía imperialista -la dominación económica y la dominación militar- han perdido fuerza. Tanto las guerras de Afganistán, Irak, Siria, Yemen y ahora Ucrania demuestran que, pese a contar con la mayor fuerza militar del planeta, el imperialismo norteamericano no ha sido capaz de ganar una sola de éstas.
La erosión de la supremacía económica se da a partir de la década de los 80, cuando EE.UU empieza a desindustrializarse, a exportar su manufactura al Tercer Mundo, a China en particular que, en los últimos 25 años se ha convertido en la gran fábrica del mundo. La economía financiarizada de los EE.UU es cada vez más volátil y, por tanto, frágil.
Mantener aventuras guerreristas por el mundo, sin contar con una economía productiva sólida, ha servido para aumentar la deuda interna a tal extremo que no solo es impagable, sino la más grande en la historia de las naciones: US$ 36 billones; una deuda que solo aumenta con la subvención de Ucrania en la guerra de la OTAN contra Rusia, y la subvención de Israel en su guerra de exterminio contra el pueblo Palestino, misma que ha mutado a una guerra regional en Asia Occidental.
El uso del dólar -otro sostén del dominio imperial- como arma de guerra económica lo ha llevado disminuir su poder. Los países del Sur Global impulsan abiertamente la desdolarización del comercio y las finanzas internacionales, activando mecanismos alternativos al dólar yanqui. Al caer el poder del dólar, se debilita el monopolio que los EE.UU ejerce sobre el mundo financiero global.
La decadente vieja institucionalidad global
La institucionalidad global que creó el imperialismo norteamericano a partir del final de la Segunda Guerra Mundial – como la ONU, las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial, FMI, GATT, etc.) son cada vez más ineficaces a la hora de resolver los problemas más elementales de la humanidad. Desde 1995 hasta la fecha, ha habido 28 encuentros de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), y la temperatura del planeta solo sube año tras año. No pueden mitigar la nueva carrera armamentista, resolver la crisis de refugiados de Siria o Ucrania que las mismas potencias de Occidente crearon con sus guerras infinitas, o garantizar las más mínimas condiciones a los millones de migrantes que el mundo produce cada año.
El holocausto en curso del pueblo Palestino ha puesto en evidencia la inocuidad de la institucionalidad internacional. Las Naciones Unidas han sido completamente incapaces de frenar la masacre y conseguir un alto al fuego. El reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha sido completamente ignorado por el Estado Sionista y el genocidio solo intensifica.
El llamado “orden internacional basado en reglas” que el imperialismo le ha impuesto al mundo hoy se ha vuelto enteramente irrelevante.
El Eje Geopolítico Euroasiático
Los errores de cálculo estratégico que el imperialismo yanqui han cometido al atacar y acosar simultáneamente a Rusia y a China, los ha empujado a construir una alianza estratégica económica, política, cultural y militar cada vez más poderosa.
Ahora, ambas potencias han edificado nuevas arquitecturas multilaterales, como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) (China, India, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán, Irán), y el BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán). Objetivamente, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es hoy más influenciado por los miembros del BRICS+ y la OCS que por los poderes occidentales.
Hoy, los 10 miembros del BRICS representaban casi el 40% del PIB global, comparado con el 30.7% PIB mundial del G7 (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido). Ya controlan 67% de la producción del petróleo a nivel mundial. Una larga cola de países (aproximadamente 40) han solicitado su ingreso al BRICS+, incluyendo Venezuela, Bolivia, Cuba, Turquía, Indonesia y Kazajistán. Solamente con la adhesión de Venezuela, los BRICS+ controlarían más del 77% de la producción global de petróleo.
El creciente peso estratégico del Sur Global en la disputa geopolítica global
Frente a un imperialismo en decadencia y un eje geopolítico euroasiático en ascenso, el Sur Global ha venido ganado peso estratégico dentro de la disputa global. El Sur Global gravita más y más en torno al nuevo eje geopolítico euroasiático, ya que éste representa mejores condiciones para el comercio internacional y el acceso a créditos internacionales, sin imposiciones de ajuste estructural, como los han hecho históricamente el FMI y el Banco Mundial.
Los poderes emergentes – China en particular – aportan mucho más a la construcción de nuevas infraestructuras (ferrocarriles, puertos, carreteras, telecomunicaciones, etc.) en el Sur Global que los del imperialismo occidental.
El eje euroasiático también le brinda al Sur Global posibilidades de apoyo en materia de defensa y seguridad sin la injerencia de EE.UU. El apoyo militar que la Federación Rusia le ha proporcionado a Cuba, Venezuela y Nicaragua en Nuestra América, o a la República Centro Africana, Malí, Argelia y Burkina Faso en África, son muestras de ello.
El Secretario de Estado Anthony Blinken ha realizado giras maratónicas (2023-2024) por Asia Occidental, África y Nuestra América, en un intento desesperado para convencer a esas vitales regiones del Sur Global que se alejen del Eje Euroasiático y en cambio se alineen nuevamente al imperio en decadencia, recurriendo frecuentemente a la cooptación, el chantaje y la amenaza, pero sin mayores resultados.
Asia Occidental y el Eje de la Resistencia: sublevación regional contra el Imperio y el sionismo
El mundo en disputa y sus nuevas configuraciones han creado un ambiente propicio para desafiar al poder imperial. Que la rebelión regional en Asia Occidental se haya dado junto en este momento histórico, no es casual. La Resistencia Palestina, junto con el Eje de la Resistencia del que forman parte han actuado “con sentido del momento histórico”, al decir del Comandante Fidel Castro.
La guerra de exterminio que ha emprendido Israel contra el pueblo Palestino – que comenzó mucho antes de la Operación Diluvio Al-Aqsa del 7 de octubre 2023 – rápidamente se regionalizó, reactivando el Eje de la Resistencia que se había conformado en 2010 en defensa de Siria. Una gran provocación a la Resistencia Palestina fue el discurso de Benjamín Netanyahu en la ONU, en la 78 Asamblea General, donde muestra un mapa de Israel en el que no aparece ni la Franja de Gaza, ni Cisjordania. Se hicieron evidentes las intenciones de exterminar y desplazar al conjunto de la población Palestina, lanzando la operación de limpieza étnica de la que es testigo el mundo.
Las raíces históricas del conflicto se hallan en la Europa de finales del Siglo XIX, donde fue inventado el movimiento Sionista, promovido por potencias imperiales como El Reino Unido, que buscaba la creación de un Estado judío en el corazón de Palestina. El “problema judío” de los países europeos fue trasladado al corazón de Palestina.
Además, la creación de Israel tenía el propósito de resolver una necesidad estratégica geopolítica. Al final de la Primera Guerra Mundial Asia Occidental quedó repartida entre las potencias imperiales de Francia e Inglaterra (el Acuerdo Sykes-Picot de 1916). El fin de la Segunda Guerra Mundial vio una Europa debilitada y el resurgimiento del nacionalismo árabe y del proyecto panárabe, movimientos que, en el contexto de la Guerra Fría, tenían que ser contenidos. La creación de un enclave proimperialista como Israel sirvió a este propósito y ha fungido como base avanzada imperialista en Asia Occidental desde entonces.
El Eje de la Resistencia articula a la República Islámica de Irán (a través de su unidad de élite, la Fuerza Quds), al Ejército Árabe Sirio, Hezbollá del Líbano, las Resistencias Islámicas de Palestina (Hamas y Jihad Islámico), a las Milicias Islámicas de Irak (Katáib Hezbollá y las Fuerzas de Movilización Popular, ambas ya incorporadas al Ministerio de Defensa de Irak) y al Movimiento Ansarrolá de Yemen (conocido en Occidente como los Houtíes).
El Eje de la Resistencia ha obligado a Israel a dislocar una parte de sus fuerzas de la Franja de Gaza, al abrirse nuevos frentes de guerra en el norte contra Hezbollá, en el este contra Siria y las milicias islámicas iraquíes, y en el Mar Rojo y el Estrecho de Bab el-Mandeb.
Los ataques continuos de las milicias iraquíes contra bases norteamericanas e israelíes en Irak y Siria; los ataques con misiles y drones a los puertos israelíes de Haifa y Eilat; los ataques contra bases aéreas y estaciones de inteligencia y espionaje en el norte de Israel por parte de Hezbollá; y, los ataques del Movimiento Ansarrolá en el Mar Rojo a cualquier barco – comercial o militar – destinado a Israel, así como a barcos Británicos y Norteamericanos.
Para poner esto en su justa dimensión, Yemen está en guerra nada menos que con la Marina de los EEUU. Son los primeros en el Sur Global en utilizar misiles balísticos antibuque contra barcos comerciales y de la Armada de los EEUU que se dirigen a Israel. El vicealmirante de la armada norteamericana, Brad Cooper, ha reconocido no están en absoluto preparados para los ataques con misiles balísticos contra sus buques, pues nunca antes los habían sufrido. Los ataques de Ansarrolá en el Mar Rojo y el bloqueo del estrecho de Bab el-Mandeb han reducido a la mitad el tráfico por el Mar Rojo y han desacreditado a los Estados árabes asociados a la normalización con Israel.
Toda esta ofensiva del Eje de la Resistencia, sumado al accionar heroico de la resistencia Palestina dentro de Gaza y Cisjordania (Hamas, Yihad Islámico Palestino, Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP), Frente Popular por la Liberación de Palestina- Comandancia General (FPLP-CG), Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FPLP)) han generado un desgaste del Sionismo del que – de acuerdo a algunos analistas militares norteamericanos e israelís – Israel no se podrá recuperar. El mito de la “seguridad del Estado de Israel” ha caído para siempre, pues la magnitud y escala de la Operación Diluvio Al-Aqsa era algo inconcebible para la sociedad israelí.
El Eje de la Resistencia – en sus mensajes y su lenguaje- se muestra en identidad con las luchas de los pueblos oprimidos del mundo. Hamas ya no se refiere a sí mismo como un movimiento de resistencia exclusivamente islámica, sino que se describe como “un movimiento de liberación nacional” donde caben todas las religiones, incluyendo a la judía. El Movimiento Ansarrolá habla de los “mustafezene”, o los oprimidos de la tierra, e invocan el concepto islámico de “asabiyya” – solidaridad social – entendido también como “la fuerza que nos amarra los unos a los otros.”
Sin duda, la Operación Diluvio Al-Aqsa y el accionar colectivo del Eje de la Resistencia ha hecho temblar los pasillos del poder en Tel Aviv, Washington y las capitales aliadas.
El deber de los pueblos del Sur Global es rebelarse
En 1962, el Che Guevara sentenció que “pero no es de revolucionarios sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo.” No caerá por su propio peso, ni caerá del todo por el empoderamiento del nuevo eje geopolítico euroasiático, pues éste concibe la coexistencia con – y no la eliminación de – el imperialismo norteamericano. El mundo multipolar es justamente eso: un mundo con varios polos de poder, incluyendo al imperialismo norteamericano y sus aliados europeos, japoneses, australianos, sur coreanos, etc.
Además, recordemos que la actual disputa entre órdenes geopolíticos mundiales tiene lugar dentro de los confines del sistema mundial capitalista. El nuevo eje geopolítico euroasiático no nos servirá una alternativa revolucionaria o socialista. Es deber de las fuerzas rebeldes y revolucionarias del Sur Global, de los oprimidos y de los «condenados de la tierra» construir esta alternativa, y posicionarla estratégicamente el orden mundial geopolítico emergente. Ningún orden mundial, viejo o nuevo, lo hará por nosotros.
El capitalismo, venga de donde venga, tendrá la misma voracidad por la tierra y por los bienes comunes. Por su propia ley de la ganancia mantendrá viva la lógica de la explotación de la humanidad y de la naturaleza. En el claroscuro de la disputa entre los capitalismos surgen los monstruos, que son las guerras de conquista. Hace décadas, el Comandante en Jefe Fidel Castro lo anunció: “cese la filosofía del despojo, y cesará la filosofía de la guerra”.
Aprendamos del movimiento Ansarollah de Yemen, busquemos nuestra abasiyya – la fuerza que nos une – con las fuerzas rebeldes y revolucionarias del mundo, motivado por la verdad perenne de que, o resistimos juntos, o seremos derrotados solos.
Carlos Ramos
Frente Internacional -ELN
1La primera fue presentada por Brasil el 18 de octubre, y pedía a Israel “pausas humanitarias” en Gaza; la segunda, el 8 de diciembre, presentada por Emiratos Árabes Unidos, que demandaba el alto el fuego inmediato.