El debate de fondo está sobre si existe en el mundo el derecho a la rebelión de los pueblos y quien define cuando se ejerce. Lo real es que autonomamente quienes se deciden a ejercerlo son igualmente quienes lo hacen respetar. En esa lucha de los pueblos por la autonomía, la independencia, la soberanía, la cultura y la auto-determinación de los pueblos, se desarrollan nuevas reglas, costumbres, normas de convivencia que permiten el desarrollo de formas diferentes de construir sociedad; diferentes a las normalizadas y normativizadas por la cultura globalizada del capitalismo, diferentes a la hegemonía dominante construida durante siglos.

En la discusión jurídica sobre la valoración de si nosotros hacemos retenciones o secuestramos, lo que nos dicen los representantes de la oligarquía es que debemos asumir su bagaje jurídico institucional y sus normas de validación o no de las acciones de guerra, normas de guerra que ellos se pasan por la faja y las extrapolan a acciones criminales; caso de las autodefensas, paramilitares, clanes, cooperativas convivir, desplazamiento forzado, detenciones preventivas, ataques preventivos, bombardeos indiscriminados, torturas y demás atrocidades. Ellos en su momento permitieron que sus fuerzas aliadas extra-institucionales (paramilitares) hicieran y deshicieran, luego extraditaron para EE UU a los jefes de las mismas. En esa denominada “guerra sucia”, que hace parte de la guerra interna colombiana la oligarquía colombiana en general reconoció a los paramilitares en el congreso y pasaron de agache todos los crímenes de guerra realizados junto con el Estado colombiano.

El doble rasero que manejan los medios de comunicación direccionados por los grandes conglomerados económicos y de la comunicación, generadores de pensamiento, califican de terroristas a quienes defienden su derecho a vivir en un territorio, pero nunca condenaron a los EEUU por lanzar bombas nucleares en Japón donde murieron miles de civiles, tampoco nunca condenaron la invasión a Irak y la destrucción de su cultura o el derrocamiento de muchos gobiernos en Sur-America. Colombia con el expresidente Gaviria re-inicio una ofensiva militar, jurídica, ideológica y política para borrar del mapa a la insurgencia, “su guerra total”. Justificó la intervención gringa en nombre de la lucha contra las drogas, donde al sol de hoy Colombia sigue siendo el principal exportador de cocaína del mundo. En medio de esa cruzada empezó a negar el derecho a la rebelión que por lo menos estaba escrito como delito en la legislación colombiana, y desconectó todos los delitos conexos. Los insurgentes después del atentado a las Torres Gemelas en EE UU fueron declarados en el mundo “terroristas”. Solo son reconocidos si su intención es plegarse al establecimiento.

Quisiéramos que el mundo de hoy reconociera las normas que mundialmente se han construido en las instancias de confluencia de las naciones, sin embargo la dualidad en la que está inmerso el mundo, las contradicciones que se tejen entre la uní-polaridad y la multi-polaridad, impiden que exista un rasero único, global, aceptado por todos, donde todas las partes tengan identidad sobre lo bueno o lo malo, más allá incluso de la ética que predica cada uno. Los rusos atacan blancos civiles que han demostrado son utilizados por las fuerzas ucranianas para camuflar las fuerzas combatientes, son acusados ante la corte penal internacional por “terroristas”, por violar el Derecho Internacional Humanitario. Israel y EEUU hacen algo similar, el argumento que se esgrime es la legitima defensa, como si el fin justificara los medios, como si los calificativos a los actos dependieran de quienes los cometen. Las formas como ejercen la violencia los Estados constituidos que se ensañan contra la población, esconden viejas prácticas fascistas, genocidas, formas de conquista de la edad media.

Así que, “En realidad el debate no es legal o técnico”, son las fuerzas en conflicto quienes generan conceptos que pretenden universalizar en el marco de lo ético, lo legal, lo legítimo, desconociendo la realidad de lo que ellos ejercen y las formas como imponen al mundo su verdad, su poderío, impidiendo que los pueblos sometidos históricamente intenten tan siquiera opinar, oponerse y en una mayor escala rebelarse. Intentar construir una nueva sociedad desde cualquier ángulo implica ejercer el derecho de los pueblos a la rebelión y su auto-determinación.

Luchar por justicia, dignidad, igualdad, fraternidad y todos los derechos que los pueblos han ido construyendo a través de sus luchas es una posibilidad que tenemos los excluidos para reivindicar nuestro derecho a existir. Así las oligarquías del mundo en su práctica renieguen de todas sus reglas éticas y jurídicas, terminen con sus acciones y palabras justificando todas la aberraciones que sean necesarias para ellos mantener su control sobre toda la humanidad. Israel masacra, desplaza y asesina la población Palestina. Le niega el territorio a un pueblo que históricamente ha estado allí. Así como en Colombia los indígenas, dice la oligarquía, no tienen derecho a los valles, ni a las planicies en sus territorios ancestrales.

Reconocer los pueblos del mundo que debemos unirnos, encontrarnos, asumir el debate práctico de la solidaridad, la hermandad, la integración en espíritu, pensamiento y acción es un deber moral y una práctica necesaria para la construcción de otro mundo posible, aprender de quienes avanzan en ese camino, aprender de quienes luchan y requieren fortalecerse es sentar más bases para el fortalecimiento del internacionalismo necesario entre los pueblos, sus luchas, su construcción fragmentada de embriones de poder. Que la costumbre de algunos de confrontar la opresión se vuelva derecho inalienable practicado por quienes defienden las causas justas de los pueblos. Entre los pueblos debemos dar los pasos necesarios en el fortalecimiento de los procesos que fortalecen la construcción del poder popular en sus diferentes expresiones.

Los pueblos de América y el mundo debemos trascender el doble racero que la hegemonía del planeta impone para mantener su dominio sobre el mundo. Dice un presidente de una potencia mundial en pugna con la hegemonía de los EE UU, “en América latina (Nuestra-América) se respiran aires de soberanía, es una tierra indómita donde nacieron hombres como Fidel, Bolívar, Chavez y el Che“, lideres que han estado a la altura de las necesidades de sus pueblos, lideres que aportaron en los procesos de emancipación de esos pueblos, lideres individuales y colectivos que requiere hoy el mundo para transformarse y la humanidad para sobrevivir

Por: Frente de Trabajo Internacional.
Elvia Builes y Leonardo Zapata.

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