Antonio Martínez
Este poema denuncia el recrudecimiento de la Guerra que hace el régimen contra el pueblo, para silenciarlo, descabezar sus organizaciones sociales y políticas e infundir terror en toda la sociedad; pretensiones vanas porque la lucha y la protesta popular no ha logrado sofocarlas.
Por favor, no más ‘por favor’
clama una voz anónima.
La sangre que ahoga un grito de dolor
mancha de nuevo las calles
que presencian una vez más
la violencia policial.
No era un libertario
ni un comunista
no vestía ropa oscura ni iba de capucha
no se ganaba el pan usando un arma blanca
no pensaba que a punta de dolor
le arrancarían el alma.
Vendía su fuerza de trabajo
había cultivado su mente
para no cumplir la sentencia
de vivir eternamente en el fango.
Las imágenes llenas de dolor
ablandan el más duro corazón
que abandona su retiro
para sumarse a miles que reclaman
ser víctimas una vez más
de la dictadura estatal.
Un pueblo lleno de coraje
recuerda la valentía
que la vida exige
con fuego arremete
buscando cenizas
para construir un mundo nuevo.
Los fascistas sin uniforme,
el criminal apresado en su casa,
que de la justicia ha hecho su vulgar ramera
avivan la violencia
con la única manera que conocen:
¡más violencia!
Buscan acallar
una vez más
el clamor popular
de un cambio de verdad.
Desconocen que el pueblo
no se reconoce en ellos
la agresión paramilitar
ya no acobarda más,
la paciencia llegó a su límite
y un mañana diferente
despunta en la oscuridad.
La represión se desborda
el terrorismo de Estado
su cara de lobo revela
la línea de mando se conserva,
la institución
sinónimo de terror
no sufre ningún daño,
alega que en su Manual
este capítulo fue borrado
una excusa que no convence llega como única respuesta.