Raúl Contreras
La agudización de la situación del país y el descontento de los colombianos harán del 2021 un año de lucha y movilización social, para la que será decisivo el estado de ánimo de las masas y la determinación de las fuerzas progresistas y de izquierda.
En Colombia las luchas populares del 2019 quedaron congeladas este año por el drástico confinamiento que obligó el Covid-19; al flexibilizarse la cuarentena la movilización vuelve a sentirse en las calles sin la fuerza del año anterior, por temor al contagio y por las prohibiciones que mantiene el Gobierno.
El estallido de septiembre
Los días 9 y 10 de septiembre estallaron múltiples manifestaciones en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Cúcuta, Ibagué y otras ciudades, en protesta por la brutalidad policial que se ensañó y asesinó a Javier Ordoñez en la capital colombiana; este estallido sin antecedentes en los años recientes, expresó la indignación reprimida de la población frente al reiterado accionar delincuencial de las Fuerzas Armadas.
Los manifestantes incendiaron 60 centros policiales de los barrios, en estas dos noches la policía militarizada con sus armas de dotación asesinó a 13 colombianos y otros 82 quedaron heridos de bala.
Las protestas de octubre
El 21 de octubre una nueva jornada nacional de protesta convocada por el Comando Nacional de Paro se desarrolló en casi todas las ciudades del país; también el 19 de noviembre, a un año del Paro Nacional del 2019, movilizaciones y protestas que se extendieron hasta los días 21 y 23, al cumplirse un año del asesinato del joven Dylan Cruz por parte de la policía militarizada.
En estas jornadas nacionales además de las protestas realizadas en la mayoría de las capitales departamentales y ciudades intermedias, también participaron sectores campesinos en el Huila, Nariño, Cauca, Norte de Santander, Cesar, Antioquia, Arauca y Sur de Bolívar.
Lo que viene para el 2021
Todo indica que para el año próximo la movilización tendrá continuidad debido a que los problemas se siguen agravando, la situación del país se hace más crítica, el Gobierno registra mayores desgastes y rechazos, mientras siguen exterminando a los líderes sociales hasta llegar a la escandalosa cifra de 290 asesinados y las masacres ascienden a 82 hasta el 12 de diciembre, doblando a las 36 que perpetraron en 2019; también recrudecieron la matanza de ex combatientes, que se eleva a los 245 asesinados desde la firma de los Acuerdos de Paz en noviembre de 2016.
Según los cálculos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en este 2020 tendremos un decrecimiento del PIB de menos 8 por ciento, el desempleo en noviembre subió un 15 por ciento, el trabajo informal superó el 50 por ciento, los ingresos en tiempos de pandemia han decrecido para las mayorías, mientras las grandes empresas y el sistema financiero tendrán ganancias de 20 billones de Pesos [1].
Mientras la vacuna contra el Covid-19 empieza a aplicarse en Rusia, China, Estados Unidos, varios países de Europa y de Latinoamérica, en Colombia el Gobierno anuncia que la vacunación iniciaría apenas en el segundo trimestre de 2021 solamente para el 30 por ciento de la población y para el resto en el 2022.
Todos estos factores agrandan el descontento de las y los colombianos, que se traducirá en una lucha y movilización social, que puede ser dinamizada por la confluencia del campo popular y democrático.
Quitar al mal Gobierno será una exigencia aún más fuerte, al igual que el respaldo a los cambios y a que se instaure un Gobierno de carácter popular y de transformaciones, producto de la explosividad popular y la crisis que han imperado hasta ahora.
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[1] A julio las ganancias registradas ascendieron a 8.4 billones. Revista Dinero y Valora Analitik, 22-10-2020.