La reflexión eludida por las elites de la OTAN, a raíz de la llamada crisis migratoria tiene que ver con los fundamentos sobre los cuales están erigidas las actuales sociedades repletas de desigualdades, donde las guerras son, entre otras cosas, una manera de despojar a la humanidad de sus bienes y riquezas…
La reflexión eludida por las elites de la OTAN, a raíz de la llamada crisis migratoria tiene que ver con los fundamentos sobre los cuales están erigidas las actuales sociedades repletas de desigualdades, donde las guerras son, entre otras cosas, una manera de despojar a la humanidad de sus bienes y riquezas y de mantener la supremacía capitalista.
Del capitalismo brotan a diario las espantosas e inaceptables desigualdades sociales con sus miles de millones de miserables y empobrecidos, la misma existencia de un norte y un sur donde el primero es la arrogancia, la opulencia y el consumismo y el segundo sinónimo de pobreza, injusticia, carencias sociales y miseria. Esta situación provoca el desplazamiento forzado de millones de personas, en búsqueda de una mejor forma de vivir y satisfacer sus necesidades. Son millones de pobladores quienes arriesgan sus vidas para ir a Estados Unidos y Europa, en una especie de compartir social y económico de las riquezas, que les han sido arrebatadas en sus territorios de origen.
La fuerte migración que se da en el mundo de hoy es una responsabilidad del capitalismo, lo explicó de manera sencilla un niño sirio de apenas 13 años, Kinan Masalmeh, quien en momentos en que era detenido por la policía de Hungría, dijo «paren la guerra, por favor ayuden a los sirios». Este niño es una de las 400 mil personas que han llegado a Europa desde enero de este año, en búsqueda de refugio.
Según las Naciones Unidas el número de personas que han migrado a Europa es muy superior al registrado por los gobiernos e instituciones. Tomando en cuenta las cifras proporcionadas por Naciones Unidas, de las 400 mil personas que solicitan refugio, 200 mil son de origen sirio, 100 mil provienen de Kosovo y unas 82 mil son de Afganistán.
Producir desorden para acumular riqueza
Llama la atención que sea Siria uno de los países con mayor número de personas solicitando refugio, al igual que Afganistán y Libia. Hasta hace poco, Siria era uno de los países más estables y con un alto nivel y calidad de vida, con servicios públicos, desarrollo social y una fuerte intervención estatal en la economía; que utilizaba la renta petrolera al servicio de un desarrollo social. Allí había un significativo consenso social y político, una solida economía de bienestar, con una infraestructura de servicios, que ofrecía la satisfacción de las necesidades de su población. Libia se consideraba un país con un alto desarrollo social y distribución de la riqueza.
Toda esta estabilidad fue despedazada por las guerras de agresión y de fragmentación de la OTAN, conducida por las elites estadounidenses y europeas, quienes alentaron,impulsaron y financiaron a grupos de oposición y fuerzas mercenarias terroristas, con el fin de producir la destrucción de gobiernos contradictores a la política de sometimiento imperialista.
Sociedades con un buen nivel de bienestar y una buena suma de prosperidad hoy están en ruinas, en la desolación, con una profunda crisis humanitaria. No menos relevante es la situación ya descrita en Nigeria, Mali y otros países africanos, donde se han desatado guerras terroristas para dividirlos, facilitando el control las riquezas y por ende del territorio.
La crisis migratoria comenzó en Afganistán, prosiguió con la guerra en Irak, tuvo continuación con la intervención de la OTAN en Libia, con su famoso “corredor humanitario”, se consolidó con la guerra desatada al gobierno y pueblo sirios, persiste con las masacres continuas en Yemen y en otras partes del mundo.
Las agencia de noticias dan conocer que el mal llamado Estado Islámico controla el 100 por ciento de los yacimientos de petróleos en Siria (1). Se calcula que desde el año pasado los ingresos del Estado Islámico por venta de petróleo son de 3 millones de dolares al día, despojado a Siria e Irak, que significa saquear 350 mil barriales diarios aproximadamente (2).
Esto quiere decir que la constitución de fuerzas terroristas paramilitares por los Estados Unidos y Europa es una parte fundamental de la política para garantizar el acceso a los recursos minerales fundamentales, para mantener la producción capitalista, para expropiar de manera clandestina recursos minerales, convirtiéndolas una transnacional más.
La sobre explotación y victimización de los migrantes
La diáspora humana por todo el mundo, que es un hecho social e histórico desde el origen de la humanidad, en el capitalismo es utilizada para fines de la acumulación de riqueza. La realidad de sobre explotación de la fuerza de trabajo de los migrantes aumenta los niveles de utilidades de los empresarios y de las transnacionales. Mientras un obrero estadounidense gana un promedio de 10 a15 dólares por hora, un migrante mexicano gana un dolar o dos dolares por hora, en el mejor de los casos.
El migrante no tiene los derechos a la salubridad, subsidio de transporte ni otras garantías, que son propios de las menguadas legislaciones laborales. Tan solo en los Estados Unidos hay 12 millones de migrantes mexicanos que trabajan por salarios de miseria.
La salida ante la actual crisis resulta irrisoria, la misma elite que desplaza, en cabeza de la canciller Alemana, a propuesto a Hungría y Grecia que asuman los 400 mil migrantes, que tienen solicitud de refugio a cambio de un dinero, o sea , que ellos pagarían por cada migrante que asuman estos dos países.
Los migrantes no son delincuentes, más bien son víctimas de un capitalismo delincuencial y expoliador, que produce inequidades, marginación y exclusión, que empuja a los ciudadanos a buscar mejores oportunidades de vida o a huir de las guerras y conflictos, promovidos por la elite mundial capitalista.
Gobiernos como el de Venezuela y Brasil entre otros en nuestra América, han abierto las puertas para recibir ciudadanos sirios donde tendrán un hogar, un trabajo y unas condiciones de dignidad.
Hay que luchar por levantar las fronteras y fomentar una ciudadanía universal. Si se levantan las fronteras del hambre, la desigualdad social, la injusta distribución de las riquezas y la división entre opulentos y miserables, se eliminarían las causas que hacen que millones de seres humanos se movilicen en búsqueda de mejores opciones de vida. El mundo no necesita muros que dividan a las personas y las discriminen, necesitamos una ciudadanía libre y derrotar el belicismo, que los poderosos descargan contra los pueblos.
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Notas.
1 El Estado Islámico ya controla todo el petróleo de Siria, RT, 07-09-15.
2 El Estado Islámico gana 800 millones de dolares por la venta de petróleo. RT.