Blanca Sáenz
La intromisión de Estados Unidos (EEUU) en América Latina, es ampliamente conocida y últimamente se reafirma y consolida; a través de diferentes medios y estrategias los EEUU aseguran su “Patio Trasero”, en torno a los intereses geopolíticos y estratégicos del Imperio.
Desde décadas atrás la presencia del Gobierno de EEUU a través de sus diferentes Agencias en Ecuador ha sido duramente cuestionada, por la injerencia flagrante en la soberanía del país.
El Gobierno de Lenín Moreno se ha caracterizado por su constante alejamiento del llamado progresismo latinoamericano y el retorno de las políticas neoliberales. La reciente visita de Moreno a Trump, dejó en claro que Ecuador nuevamente se subordina al interés norteamericano.
Ahora Moreno organiza el ingreso de Ecuador a América Crece, una iniciativa tutelada por EEUU, que supuestamente busca fomentar la creación de empleos y reactivar el crecimiento económico, acorde con la doctrina neoliberal [1].
El ingreso de Ecuador a América Crece obliga a Ecuador a crear un Centro de Inteligencia Criminal (CIC), que implementará el Sistema Automatizado de Focalización Global (SAFG), para asegurar las fronteras; con el que justifican la presencia y sobrevuelo de aviones estadounidense en las costas ecuatorianas de Guayaquil, Manta y las Islas Galápagos.
Retornan las Base Militares de EEUU a Ecuador
En 1998, el entonces Presidente de la República, Jamil Mahuad, cedió al Gobierno estadounidense el control de las instalaciones militares de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en Manta, conocidas como Base Eloy Alfaro en homenaje al revolucionario liberal de principios del siglo XX [2].
En el 2018, el General John Dunford Jr., Comandante del Estado Mayor Conjunto de EEUU, mencionó que su país tiene presencia militar en 177 países del mundo, es decir en el 91 por ciento del total. Luego de una década de ausencia en esa lista, Ecuador se reintegrará a ella.
Bajo la falacia de cooperación humanitaria, las Fuerzas Militares estadounidenses retornan al Ecuador después de una década de haber sido expulsadas. No solo se reactivará la misión que estuvo en la Base de Manta entre 1999 y 2009, sino que inicia una nueva fase de injerencia militar norteamericana, con la apertura de una Oficina de Cooperación de Seguridad (OCS).
Según el Departamento de Defensa de EEUU, la OCS pertenece a la Agencia de Asistencia de Seguridad de Defensa y su rol es realizar acciones que “promuevan los intereses de seguridad específicos de los EEUU, incluidas todas las actividades internacionales de cooperación de armamentos y actividades de asistencia de seguridad” [3].
La lucha social defiende la soberanía
La movilización social ha jugado un papel importante para frenar el avance de los Estados Unidos en América Latina; en Ecuador en el 2014 la oficina de la USAID que operaba desde la Embajada de Estados Unidos tuvo que cerrar, en el 2009 el Acuerdo sobre la Base de Manta quedó sin efecto, se impidió la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) y la empresa petrolera Occidental tuvo que dejar el país.
La instalación de Bases Militares extranjeras en el territorio ecuatoriano, no solo es un asalto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, sino una flagrante vulneración al Artículo 5 de la Constitución que expresamente dice: “Ecuador es un país de paz, por lo que se prohíbe ceder Bases Militares ecuatorianas a cualquier reparto militar extranjero”.
El pueblo ecuatoriano debe escoger entre el modelo neoliberal y la posibilidad de seguir transformando el país desde sus necesidades y realidades económicas; por tanto está llamado a estar alerta contra la injerencia militar de EEUU en su territorio, además debe prepararse y disponerse para defender su soberanía y su territorio de la codicia del imperio norteamericano.

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[1] La reunión de Lenin Moreno y Trump. Teleamazonas, 12-02-2020.[2] La base de Manta. 1-06-2019.[3] La renovada presencia militar de EEUU en Ecuador. TeleSur, 15-02-2020.