Mensaje N. 27
Primer Comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista
El Policía Ángel Zúñiga está detenido y va a ser procesado por no participar en el desalojo violento de gente pobre al sur de Cali, dijo “si quieren, me echan… yo me metí a esta profesión para proteger a los ciudadanos, no para ser abusivo contra ellos».
Señoras y señores de las Fuerzas Armadas (FFAA), llama la atención que en la alta oficialidad no paran los escándalos de podredumbre e ilegalidad, denunciados de manera amplia a pesar de las refinadas estrategias de ocultamiento, que emplean los que delinquen aprovechando su poder y altos cargos; en cambio un humilde agente de Policía en Pance, al sur de Cali, les da ejemplo de grandeza y sensibilidad humana, arriesgando su trayectoria de 10 años de servicio.
Este agente, Ángel Zuñiga, nacido en cuna humilde, no ha perdido la condición humanista que lleva en su sangre el pueblo de Colombia y que a pesar de sus 10 años de pertenecer a esa institución, no han logrado romperle su condición de pueblo.
Ahora cuando el propio Consejo de Estado, afirma la ilegalidad del procedimiento arbitrario de desalojo, del que no quiso hacer parte Zúñiga, cabe preguntarse ¿cuánto dinero recibió la cúpula policial, por ignorar la pandemia para pulverizar las chozas, donde vivían cinco familias indígenas, a las que arrojaron violentamente a la calle?
Estos hechos denigrantes ya no pueden ocultarlos fácilmente, como tampoco pueden ocultar su ilegal persecución a los contradictores políticos, a quienes ustedes combaten desde la ilegalidad y con la poderosa maquinaria de Guerra legal, que no dejan de acrecentar. Es una cabeza descompuesta de una fuerza estatal y paraestatal, que amparada en la legalidad, ejerce la ilegalidad con fines de poder y de dinero, alcanzado mediante Guerra, mentiras y tramoyas.
La crisis que vive Colombia es tan grave que millares de compatriotas que hasta hace poco tiempo estaban vendados, están despertando para decirle basta, a quienes desde las mal llamadas instituciones del Estado, han renunciado a la ética, la pulcritud y el servicio público, para convertirse en peligrosos delincuentes de cuello blanco y relucientes uniformes, que tanto daño causan a las grandes mayorías nacionales.
El pueblo y la nación colombiana, sacrificada por ustedes, va entendiendo que solo le queda el camino de la rebelión para que un día puedan ser dueños de su propio destino.
Millares de colombianas y colombianos de las bases de las FFAA, se distancian de las acciones violentas e ilegales, como el valiente patrullero Ángel Zúñiga, y hacen valer su derecho a la objeción de conciencia, conducta que merece toda la solidaridad del pueblo colombiano, para que no perezcan en las manos de su propia institución.