LLEGARON LAS ELECCIONES TRIPLE M
Damaris Izaguirre.
La corrupción se ha enquistado en todas las esferas del Estado, desde luego el sistema electoral no solo no ha escapado a la corrupción sino que es uno de los sectores más corruptos, que favorece a los candidatos del régimen elección tras elección.
El clientelismo, el constreñimiento al elector, la trashumancia, la compra de votos y muchas otras modalidades para manipular las elecciones, no es algo nuevo que se haya descubierto con la imputación al exsenador Arturo Char, por el contrario, es una práctica sistemática que elección tras elección se aplica y se refina bajo la mirada cómplice de varios entes de control, entre ellos la Registraduría y la Procuraduría.
A más de un mes para la contienda electoral regional ya todas las calles están inundadas con pasacalles y vallas absurdas, como la colocada en la capital del país hace unos días -‘I will educate your children’-, como si el problema de los colombianos fuera no ser bilingües. El problema de los colombianos es que no tienen que echarle a la olla, que cuando las cosas van bien medio comen dos veces al día, o que así seas profesional y bilingüe no consigues empleo. Las elecciones en Colombia son una completa y total payasada, donde los políticos patrocinados por los empresarios se aprovechan de las necesidades insatisfechas de la población para venderles humo; una vez electos, se olvidan de sus promesas y gobiernan o legislan acorde a los intereses de sus patrocinadores.
A ese sistema clientelar es lo que el régimen y la Registraduría descaradamente llaman democracia, muy diferente a lo que enseñan en el cole: que la democracia es el ‘poder del pueblo’. ¿Cuál poder? Desde que somos República el poder ha estado en manos del régimen y dictaminado por imperios extranjeros, cuando el pueblo intenta sublevarse por mínimos cambios es avasallado a sangre y fuego por las Fuerzas Armadas y sus aliados paramilitares.
El poder legislativo y judicial se encarga de cubrirlo todo con el manto de la impunidad. Los candidatos de estas elecciones, como los de las anteriores con muy pocas excepciones, se puede decir que son los candidatos Triple-M (el malo, el más malo y el menos malo). Está más que demostrado que las transformaciones estructurales sociales y políticas que necesita el país no se alcanzan por la vía electoral, sino a través de una decidida lucha popular. Así que todos a la calle, que nadie luchará por nosotros.
No hay un solo candidato que realice una campaña sin recibir dinero de los empresarios, eso los compromete y los obliga a favorecerlos cuando salen electos.
Las elecciones son una completa farsa, lo mejor es no votar.
No hay ni un solo candidato que sirva todos son iguales, solo nos buscan en elecciones el resto del tiempo nos ignoran.