EN ECUADOR LOS DOLORES DE UNAS TORCEDURAS

Mati Hinojosa

Un banquero ganó la Presidencia de Ecuador quien sucede a Moreno, ambos cogobernaron desde 2017 en contra del pueblo, pero con la millonaria publicidad y desde los grandes medios le hicieron creer a muchos que la culpa de sus males era el Movimiento Progresista al que Moreno traicionó.

Es tan histórico el viraje de Lenin Moreno al apartarse de los postulados progresistas que lo llevaron a la Presidencia ecuatoriana, que el Presidente de Argentina Alberto Fernández debió asegurarle a su pueblo que “no soy Lenín Moreno, llegué con Cristina y me voy con Cristina». El desprecio al traidor fue muy bien usado por los publicistas del banquero cuando acuñaron este lema de campaña: “Andrés, no mientas otra vez”, para desprestigiar a Andrés Arauz el candidato progresista que obtuvo el 47,6 por ciento de la votación en la segunda vuelta del pasado 11 de abril, 5 por ciento menos que el banquero.

La primera: el largo brazo gringo

En 2017 el entonces Presidente Lenín Moreno tomó distancia de su mentor político Rafael Correa y del Movimiento Revolución Ciudadana e implanta su denominado “Gobierno de todos”, desata la Guerra jurídica (Lawfare) en contra de sus ex compañeros por medio de acusarlos de corrupción, hasta hacer sentenciar a 6 años de cárcel a su propio Vicepresidente, hace acercamientos con partidos de extrema derecha y cogobierna con el Partido Social Cristiano (PSC-Creo), hunde todos los avances soberanos en seguridad y defensa nacional para retomar viejos tratados con Estados Unidos (EEUU).

Calificado como el peor Gobierno de la historia en Ecuador, el de Moreno cuenta solo con el 16 por ciento de aceptación [1], rechazo que fue contundente en octubre de 2019 cuando la sublevación popular lo obligó a echar atrás el alza del precio de los combustibles, una de las medidas antisociales que hace parte del Paquete Privatizador (léase: privatizar ganancias y socializar pérdidas) convenido con el Fondo Monetario Internacional.

La segunda: las dos elecciones

En Ecuador el voto es obligatorio, en la segunda vuelta los votos nulos y blancos se acercaron a los 2 millones.

El ex Presidente Correa dice que “la oligarquía, y lo digo con pena, tiene más conciencia de clase que los pobres y la clase media, con sus medios de comunicación pueden hacer opinar a las grandes mayorías”, dado que los empobrecidos y excluidos colocaron a un banquero neoliberal en la Presidencia, olvidando los fraudes de 1999 que enriquecieron a banqueros como Lasso, en un escándalo que la historia de Ecuador denomina como “el feriado bancario”.

El PSC-Creo apenas es la quinta fuerza en número de escaños en la Asamblea Legislativa, casi 9 de cada 10 votantes no lo eligieron en la primera vuelta donde solo obtuvo el 15 por ciento del total de votos; está por verse si el banquero va a gobernar para quienes le prestaron los votos que le permitieron llegar a la presidencia; estos préstamos tienen su origen en las promesas hechas por PSC-Creo a los demás Partidos, y en añejas disputas políticas y resentimientos con el ex Presidente Correa que persisten dentro de estos Partidos.

Las fracturas del campo popular

El Gobierno del progresismo antes de Moreno enfrentó contradicciones con organizaciones sociales y sindicales por diversos motivos, entre otros por proyectos de inversión extranjera para extraer minerales y petróleo, con el movimiento indígena chocó por la educación comunitaria bilingüe y por la Ley del agua.

El movimiento indígena en un acto oportuno hizo eco de la frase del ex Presidente Correa de “sin odio, pero con memoria”, también el Partido indígena Pachakutik rememoró la Década Ganada con el progresismo cuando el movimiento indígena hizo parte de la Inclusión Pública, porque ya no tendrían Ministerios indígenas exclusivos, sino que harían parte del Ministerio inclusivo a nivel nacional, y la Presidencia ya no dialogó con los líderes de las organizaciones, sino que trabajó directamente con las bases, política que dejó unas obras que lo demuestran.

Fueron hechos muy publicitados el saludo de Yaku Pérez a la Embajada de EEUU, su congratulación con la injerencia del delegado de Uribe el Fiscal General colombiano en su visita a Quito, además de su celebración del Golpe de Estado que dieron contra Evo Morales en 2019; antecedentes que explican por qué Pérez fue decisivo en el préstamo de votos para que la Presidencia quedara en manos de un banquero neoliberal.