Rubén Vásquez
Tras seis meses del golpe que tumbó al presidente Pedro Castillo en Perú, la represión continuada, el racismo y el arribo de tropas gringas al suelo peruano evidencian el afán por sostener el intervencionismo imperialista en la región para sabotear el desarrollo de la Ruta de la seda en este país.
Tras el vivir y soñar esta lo más importante: el despertar
Antonio José de Sucre.
El golpe que instaló el gobierno autoritario en Perú, el intento de golpe tras la derrota electoral del bolsonarismo en Brasil, la ‘Muerte Cruzada’ del presidente de Ecuador y la insistencia de un golpe blando en Colombia, demuestran como la democracia en América Latina hoy está expuesta al reacomodo de la agenda imperialista y colonialista, con el emplazamiento de más tropas gringas rodeando el acuífero Guaraní y la Amazonía y la militarización de la frontera entre Estados Unidos (EEUU) y México.
La autorización hecha por el parlamento peruano para el ingreso de tropas gringas a su nación, devela planes bélicos, como las maniobras conjuntas con tropas de EEUU Militares Resolute Sentinel 2030, que se realizaran entre el mes de junio y agosto en suelo peruano; además de una nueva concesión hecha por el Congreso peruano a las tropas gringas, para que utilicen la infraestructura militar y policial en 11 regiones de ese país. Medidas militares con las que obstaculizan la presencia de inversiones de China, como la del mega puerto de Chancay cerca de Lima.
La solicitud de Venezuela para ingresar al grupo de los Brics y el interés del gobierno colombiano por reincorporarse a Unasur constituyen una señal del nuevo momento político que vive la región por un nuevo mundo multipolar, justo y urgente, que en la región es un nuevo punto de partida de la integración latinoamericana.
El anuncio hecho por el presidente Lula sobre el plan para proteger la amazonia y eliminar la deforestación, así como la protesta de los pueblos indígenas amazónicos contra la demarcación de sus territorios, toman distancia de los planes bélicos de EEUU para rodear militarmente la cuenca hídrica que produce 20 por ciento de agua dulce del planeta. La gran riqueza de bienes naturales que posee Latinoamérica y su privilegiada posición geopolítica hacen de nuestra región un escenario de disputa entre lo viejo, lo nuevo y lo urgente para lograr una mejor civilización humana.
