PRIDE: MÁS ALLÁ DE LOS DESFILES
Damaris Izaguirre
Después de Brasil, Colombia es quizás el país más peligroso en América Latina y el Caribe para las personas LGBTIQ+, el año pasado Colombia registró el mayor número de asesinatos de personas por su orientación sexual.
En las primeras horas del 28 de junio de 1969 la policía allanó el Stonewall Inn, un bar gay ubicado en el Greenwich Village de Nueva York, la comunidad gay harta del acoso sufrido por años por parte de las autoridades, estalló un disturbio en los vecindarios circundantes que se prolongó durante tres días; estos icónicos actos fortalecieron la lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y dieron origen al Día del Pride o Día de Orgullo LGBTIQ+.
Décadas de lucha y resistencia le ha permitido a la comunidad LGBTIQ+ la restitución de algunos derechos y mayor respeto por parte de la sociedad, sin embargo, la fobia LGBTIQ+ y la discriminación por la diversidad sexual es tan fuerte que constantemente pierden la vida por su condición de género; el año pasado en América Latina y el Caribe 3.514 personas LGBTIQ+ fueron asesinadas, 98 de estas en Colombia, en lo corrido del año solo en nuestro país han asesinado 75 personas por su orientación sexual.
La fobia LGBTIQ+ en Colombia ha llegado a tal punto que siguen promocionando y realizando abiertamente “terapias de conversión”, que usan procedimientos medievales como tortura física y psicológica, y mutilación de genitales; esto motivó a que llegara al Congreso un Proyecto de Ley para declarar estas conductas como delitos, pero de manera macondiana su ponente fue recusado por un Congresista del Centro Democrático, aduciendo que el ponente era Gay y por tanto tenía “conflicto de intereses”.
En nuestra sociedad muchas personas aún discriminan con violencia y se rigen por estereotipos supremacistas y homofóbicos, con los que justifican la persecución de minorías como la población LGBTIQ+, para ellas el viraje político que sufrió el país en las pasadas elecciones presidenciales es un llamado de atención, porque para la gran mayoría es una oportunidad para luchar contra la pobreza y la corrupción, y para luchar con fuerza por la inclusión social que debe ir más allá de la restitución de las necesidades básicas, para extenderla a otorgar libertad plena a las comunidades y minorías que por décadas han sido excluidas y perseguidas.