NO SE TRATA DE LUCHA DE SEXOS
Damaris Izaguirre
Lamentablemente los radicalismos presentes en algunas vertientes feministas han generado en la sociedad una impresión tergiversada del deber ser del feminismo, esto ha conllevado la marginación y la macartización de las luchas feministas, que ante todo son gestas antisistema en las que cabemos todas y todos.
“Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres,
sino libres en sus capacidades y personalidad”.
Indira Gandhi
El pasado 8 de marzo se conmemoró una vez más el Día Internacional de la Mujer, no es una fecha que nos enaltece por ser mujer, desde luego no es eso, para enaltecernos por el hecho de ser mujeres tenemos los 365 días del año y cada cuatro años 366 días, el 8 de marzo conmemora el acto heroico de 129 mujeres que murieron calcinadas por defender sus derechos, así como vienen muriendo miles de mujeres no solo por defender sus derechos, sino por ser conscientes de que son sujeto político y como tal deben ser tratadas.
Erróneamente algunas mujeres que participan en la lucha feminista integran sus odios, frustraciones y resentimientos a la causa feminista, con lo que hacen nacer la falacia que la lucha es contra los hombres, que las mujeres debemos ser iguales a los hombres, desde luego este no es el verdadero sentir del feminismo; en mi pensamiento libre ser feminista no significa que pensemos que las mujeres merecemos derechos especiales, no se lucha por ser “más”, se lucha porque merecemos un trato equitativo e igualdad de derechos.
Defender la equidad no implica menospreciar o castigar a los hombres, el feminismo no habla de superioridad ni discrimina al otro género, simplemente combate las desigualdades que sufren las mujeres por su condición de género, y en algunos casos la desigualdad pro género se agrava si se le suman las desigualdades de clase y etnia, en Bogotá no es lo mismo ser mujer y vivir en la 93 o en Usaquén, que ser mujer negra y vivir en Mochuelo Alto o en el Diana Turbay.
Como mujeres debemos luchar por la emancipación, la cual debe partir de la base de reconocernos como sujetos sociopolíticos igualitarios, para poder transcender a la emancipación intelectual -esto no se restringe a la formación, debe ser integral y puede ser de carácter autodidacta-, ya que es imposible avanzar sin ella, el conocimiento es el arma más eficiente contra décadas de marginación ya que nos permite empoderarnos y ser sujetos políticos activos.
Las mujeres nunca debemos querer o pretender ser iguales a los hombres, como mujeres somos valiosas e indispensables en el desarrollo del cosmos y de la historia, la lucha debe ser por la equidad de derechos y de oportunidades, en otras palabras, que no se nos margine por ser mujeres, pero que tampoco nos regalen nada por nuestra condición de género.
Lo que requerimos es equidad para por nuestros propios medios lograr avances y reconocimiento, apostar por empleos dignos, estables y seguros para las mujeres; acabar con la brecha salarial y pensional, la feminización de la pobreza, que se reconozca el trabajo de cuidadoras como algo indispensable para el desarrollo de las sociedades y como tal sea tratado y valorado; estas son las gestas a las que debemos apuntar, no enfrascarnos en si es las o los, en si nos ceden el puesto en el ‘Trasmi’, porque haciendo un paréntesis necesario, cuando nos están ‘endulzando el oído’ hacen este tipo de acciones, eso no los hace menos machistas y a nosotras más empoderadas, reflexionen y quizás me concedan la razón.
La lucha de la mujer por ser sujeto político se construye día a día y no a expensas de los hombres, sino en unidad con ellos, porque no es una lucha falocéntrica, es una gesta emancipadora, la lucha feminista ante todo es una lucha de clase y como clase debemos comportarnos y luchar.