IMPUESTOS A LA MAYORÍA PARA SALVAR LA ECONOMÍA DE LA MINORÍA

Chavela Villamil

Las Reformas Tributarias (RT) realizadas en el país siempre han tenido como eje la disminución de impuestos a los grandes empresarios, mientras cargan el déficit fiscal al grueso de la población. Uribe dice que la siguiente RT debe ser “moderada”, ¿es más de lo mismo?

El desplome de los precios del petróleo, el aumento del dólar, la Deuda Externa que haciende al 62,2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el alto índice de desempleo, la devaluación del Peso y la errada política económica impuesta por Duque, ocasionaron una desaceleración de la economía anterior a la pandemia del Covid-19, es decir, la pandemia solo aceleró la recesión económica que ya venían gestando.

A los problemas derivados de la macroeconomía se anexa el Déficit Fiscal, que según el Ministerio de Hacienda es de 8,9 por ciento del PIB [1], el desplome del PIB en 8,3 por ciento y una productividad negativa de -0,60 por ciento; en este contexto de improductividad, el Gobierno de Duque tiene la excusa perfecta para justificar la tercera RT de su periodo.  

Aplicar teoría de goteo a la economía es un error

El principal error de la política económica colombiana es que continúa tomando como fundamento la refutada teoría del Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), que se basa en la reducción de la tributación de las grandes empresas, bajo la falacia de que esto incrementará el empleo y por ende se dinamiza la economía; sin embargo, los índices de Tributación y el Incremento Laboral no son directamente proporcionales,  y no hay relación entre ellos.

La Ley de Financiamiento (primera RT) generó 229 deducciones, exenciones y descuentos, que ocasiono un déficit de 60 billones de pesos anuales, mientras la Ley de Crecimiento Económico (segunda RT) generó beneficios tributarios por cerca de 7 billones de pesos para los más ricos [2]; sin embargo, durante todo el Gobierno de Duque el Desempleo por encima de los dígitos ha sido una constante, al igual que el incremento del empleo informal.

El nobel de economía Abhijit Banerjee afirma que “la reducción de impuestos para impulsar la inversión es un mito difundido por las empresas; no se impulsa el crecimiento recortando impuestos, se consigue dando dinero a la gente” [3].

Continuarán los beneficios fiscales para los mega empresarios

En diciembre de 2018 el Congreso aprobó a pupitrazo la Ley de Financiamiento, misma Ley que meses después la Corte Constitucional declaró inexequible, lo que originó una segunda RT –Ley de Crecimiento Económico–, ambas reformas se caracterizaron por la excesiva exención de impuestos a las grandes empresas, y en últimas no subsanaron el hueco fiscal que las ocasionó.

Las RT adelantadas por el Ministro de Hacienda Carrasquilla no proponen soluciones de largo plazo o cambios estructurales, que garanticen la democratización o la estabilidad del sistema económico, solo atienden problemas coyunturales de corto plazo.

Es de prever que la Tercera RT no mejora el sistema tributario colombiano, cuyas principales fallas siguen siendo tasas nominales bajas para las empresas y personas de mayores ingresos, excesivos beneficios tributarios a las grandes empresas, y medidas económicas tomadas bajo intereses políticos y no necesidades sociales y económicas.

Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo afirma que la nueva RT debe basarse en tres pilares “aumento de los impuestos, recorte de gastos y reducir las metas de déficit” [4]. 

La solución está en el cambio de modelo

En Colombia la tributación no cumple su verdadera función que es la redistribución de los ingresos y la riqueza; el sistema tributario colombiano tiene un esquema piramidal, donde la plutocracia está en la cima y los trabajadores en la base, en otras palabras, las capas medias y bajas sostienen las ganancias y privilegios de los ricos.

El Covid-19 es el chivo expiatorio perfecto para justificar la crisis socioeconómica existente en el país; pero en realidad, la debacle de la economía esta fundada en un Gobierno que ha desarrollado una política económica que prioriza la rentabilidad de los grandes empresarios.

El sistema económico necesita urgentemente una reforma cuya base sea la tributación acorde y proporcional, es decir, que se cobren impuestos de acuerdo a las ganancias y al capital bruto, lo que implica disminuir los beneficios tributarios a las mega empresas; en otras palabras, desarrollar una política económica donde el crecimiento de la economía se base en el aumento del poder adquisitivo, la equidad, la redistribución de las utilidades y la sostenibilidad social.