VIRUS: LA VENGANZA DE LOS ECOSISTEMAS DESTRUIDOS
Omaira Sáchica
El Covid-19 ha sido una catástrofe socioeconómica para la sociedad y en especial para los sectores oprimidos; sin embargo, ha sido rentable para los grandes empresarios y la plutocracia global, que en medio de la crisis siguen engrosando sus fortunas.
El Especialista en temas científicos relacionados con la ecología y la evolución David Quammen afirma que, “a medida que destruimos ecosistemas y extraemos recursos naturales, traemos nuevos virus hacia nosotros” [1].
La degradación medio ambiental que produce el sistema capitalista lanza hacia los humanos múltiples microorganismos patógenos, para los que nuestro sistema inmunológico no está capacitado para enfrentar, además la desigualdad social genera problemas alimenticios e inmunológicos que hacen a la población empobrecida y excluida un huésped ideal para tales agentes patógenos, a lo que se agrega la privatización de servicios públicos como la salud, que agenciada por el neoliberalismo deja totalmente desprotegida a la gran mayoría de la gente.
En consecuencia, los virus no son el enemigo, porque es la dominación capitalista la causante de que la humanidad deba enfrentar pandemias cada vez más frecuentes, que producen millones de víctimas entre los sectores más explotados y oprimidos por el sistema.
Los más ricos incrementan sus fortunas gracias al Covid-19
Sin duda el Covid-19 ha exacerbado la crisis económica existente y ha aumentado la brecha de desigualdad; sin embargo, como siempre las crisis las pagan la clase trabajadora y los sectores menos favorecidos, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pandemia dejará este año 231 millones de personas en situación de pobreza, un aumento del 37,3 por ciento, y 96 millones en la miseria, un aumento del 15,5 por ciento [2].
En contraste con el aumento de la pobreza y la miseria que ha dejado la pandemia, en el 2020 los más ricos aumentaron sus fortunas, las 20 mayores fortunas terminaron el año anterior con un patrimonio conjunto de 1,77 billones de dólares, un aumento del 24 por ciento [3].
Los más ricos se quedan con las vacunas
Según un Informe de Oxfam los países ricos representan tan sólo el 14 por ciento de la población mundial, pero han adquirido el 53 por ciento de todas las vacunas contra el Covid-19, en otras palabras, los países más ricos han adquirido vacunas para inmunizar 3 veces su población, mientras cerca de 70 países pobres solo podrán vacunar a una de cada diez personas.
Anna Marriott, responsable de políticas de salud de Oxfam, afirma que «nadie debería quedarse sin una vacuna que salva vidas por culpa del país en el que vive, o por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo” [4].
Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional, afirma que, “el acaparamiento de vacunas socava activamente los esfuerzos mundiales para garantizar que todas las personas, en todas partes, puedan estar protegidas contra el Covid-19; los países ricos tienen obligaciones claras en materia de Derechos Humanos, no sólo deben abstenerse de acciones que puedan perjudicar el acceso a las vacunas en otros países, sino que han de cooperar y prestar asistencia a los países que la necesiten” [5].
El verdadero problema es llevar las vacunas a la población
Gran parte de los países latinoamericanos han adquirido un número de dosis de vacunas contra el Covid-19, que representan un porcentaje pequeño de su población total. La vacuna más comercializada es la de Pfizer, que a su vez es la que tiene mayores requerimientos y complicaciones para su almacenaje y transporte.
Latinoamérica tiene alrededor de 630 millones de habitantes para vacunar, varios millones están en zonas de muy difícil acceso y con un bajo desarrollo técnico y tecnológico, lo que hace ilógico e incomprensible que se escoja la vacuna más difícil de distribuir; a esto se suma las deficiencias en el sistema de salud y la alta privatización del mismo.
Tras un año del surgimiento de la pandemia del Covid-19, no hay duda que la depredación del ambiente, la desigualdad social y la privatización del sistema de salud, son los principales responsables de la rápida propagación y la letalidad de esta pandemia.
Es evidente que pandemias como la que afrontamos hoy en día son subsanables en la medida que se fortalezca el sistema público de salud, y que exista una política económica sólida que favorezca a las mayorías y sea proteccionista del medio ambiente, o sea, necesitamos quitar este sistema por medio de la lucha de la gran mayoría de la sociedad.
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[1] Coronavirus: «¿por qué ha sido tan lento el esfuerzo por descubrir el origen del virus? no es por la ciencia, sino por la política». BBC, 5-01-2021.
[2] El desafío social en tiempos del COVID-19. Cepal, actualizado el 12-12-2020.
[3] La pandemia dispara las fortunas de los más ricos del planeta. El País, 31-12-2020.
[4-5] 9 de cada 10 personas en los países pobres no tendrán acceso a la vacuna contra la Covid-19. Oxfam, 9-12-2020.