SIGUE SUBIENDO EL DÓLAR, ¿GANAMOS O PERDEMOS?

SIGUE SUBIENDO EL DÓLAR, ¿GANAMOS O PERDEMOS?

Chavela Villamil

Los cambios geopolíticos de las últimas semanas han incrementado el precio interno del dólar, lo que tiene contento aun reducido grupo plutocrático que se beneficia de este incremento; sin embargo, ¿esta situación es benéfica para las arcas del país y el costo de vida de millones de colombianos?

Durante décadas el sistema capitalista ha venido experimentando una crisis que ha contraído paulatinamente la economía global, lo que ha conllevado la desaceleración de la economía mundial, afectando la sostenibilidad fiscal de los países sin importar si son desarrollados o en desarrollo, obligando a muchos de ellos a incrementar cuantiosamente su Deuda Externa -DE- (Déficit en Cuenta Corriente).

El aumento del dólar sube a tope el déficit de cuenta corriente

Diversos acontecimientos macroeconómicos y geopolíticos, como son las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos, han fluctuado los mercados de valores y divisas y han generado incrementos considerables en la Tasa Representativa del Mercado (TRM), que han incrementado el valor interno del dólar, que el pasado viernes 15 cerró en 4.498,58 pesos colombianos. Según informes del Banco de la República el primer semestre de este año el déficit de cuenta corriente alcanzo los 197.500 millones de dólares, lo que equivales al 51,87 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

La fluctuaciones de la TRM en las últimas semanas han generado una media incremental de aproximadamente 400 pesos, si se tiene en cuenta que la media oscilatoria de esta divisa en lo corrido del año oscilo entre 3.900 y 4.100 pesos; está situación es una bonanza para las exportaciones que incrementan su valor y para la tasa del petróleo que automáticamente incrementa los dividendos; sin embargo, genera grandes impactos en la economía de las esferas sociales medias y bajas, que verán incremento en los productos por cuenta del incremento en las materias primas y productos importados que son de primera necesidad.

La devaluación de la divisa nacional durante el año ha sido un factor incremental de la DE, en enero de este año fue de 3.882 pesos, a julio -inicio del segundo semestre- el peso osciló en 4.148 pesos y al valor actual es 4.499 pesos, lo que lleva a que este año la DE se incremente en 64,2 millones de dólares solo por efectos de devaluación de nuestra divisa.

Es urgente romper la lógica antifinanciera de solo amortizar los intereses de la DE, lo que nos deja tres posibles alternativas: a) declarar la insolvencia lo que traería serias repercusiones macroeconómicas, b) renegociar el pago y de esta manera aliviar la carga sobre el PIB para mejorar el desarrollo productivo y la capacidad de pago y, c) congelar el presupuesto destinado a este pasivo o reducir el monto destinado al pago del mismo. La DE se convirtió en un círculo vicioso ya que es un pasivo oneroso cuyo monto esta inferido por la constante devaluación del Peso y los incrementos de tasas que impone la FED de EEUU, haciendo que este pasivo constantemente se incremente volviéndose impagable, y los montos destinados a la DE difícilmente logran tan siquiera amortizar sus altos intereses.

Nuevos paradigmas para decrecer el déficit de cuenta corriente  

Desde el punto de vista fiscal y financiero no es viable incrementar el monto destinado al pago de intereses de DE en 20 por ciento, tal como lo decretó el Congreso meses atrás, esta medida no disminuye el monto de este pasivo, pero si resulta siendo deficitaria, ya que compromete al erario en gasto que no es redituable y sobregira el Gasto Corriente.

El principal problema de nuestro país es que tenemos una política económica que centra sus esfuerzos es sostener el pago continuado de la DE, que además de ser onerosa es constantemente sobregirada, convirtiéndola en un pasivo incremental al que mes a mes aumenta su valor y los pagos realizados solo sirven para amortizar los intereses, pero la deuda de capital continúa intacta; lo que convierte a este pasivo en un círculo vicioso que asfixia el PIB e imposibilita pagar la Deuda Social. Dar solución a la crisis económica del país implica congelar los montos destinados a la DE y en el mediano plazo renegociar este pasivo; además, la política estatal debe desarrollar un plan estricto de austeridad fiscal, que desde luego debe contemplar la disminución de la carga burocrática y decrecer el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de DE).

La reactivación y la solidez solo es posible incrementando el flujo de capital líquido y mejorando el poder adquisitivo per cápita, lo que tiene implícito dar solución al desempleo, a la vez que se desarrolla un plan de formalización del empleo. Por lo tanto, es inaplazable un cambio estructural de la política económica y laboral, en otras palabras, se debe incrementar la tributación de las grandes empresas y de los grandes capitales, generando una política redistributiva que invierta este dinero en planes de desarrollo sostenible.

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